El último trabajo de Tomàs Llorens para el Museo Thyssen “ha sido la exposición monográfica de Alex Katz, que tendremos que terminar nosotros solos este próximo verano”, contó Guillermo Solana, director artístico del museo, en el homenaje al que fuera primer conservador jefe de la institución celebrado el miércoles 29 de septiembre. El propio Alex Katz se sumó también al acto mediante un vídeo.
El tributo a Llorens (Almassora, 1936-Dénia, 2021), que estuvo organizado por el Museo Reina Sofía, el IVAM, el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza y el Ministerio de Cultura y Deporte, se abrió con unas palabras de la baronesa Carmen Thyssen: “recuerdo a Heini [el barón Thyssen- Bornemisza], Tomàs y yo colgando todos los cuadros cuando abrimos el museo”. El acto contó con la presencia de la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo y participaron Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía; Nuria Enguita, directora del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM); María Dolores Jiménez-Blanco, directora general de Bellas Artes; Valeriano Bozal, catedrático emérito de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid; Maria Josep Balsach, profesora de Arte Contemporáneo en la Universitat de Girona; Jaime Brihuega, profesor emérito de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid; Paloma Alarcó, jefe de conservación de pintura moderna del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza; Kosme de Barañano, catedrático de Historia del Arte en la Universitat Miguel Hernández d’Elx; Alex Katz, artista; María Teresa Ocaña, historiadora del arte y exdirectora del Museu Picasso de Barcelona y del Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC); Francesc Torres, artista; Delfín Rodríguez, catedrático de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, y José Francisco Yvars, crítico e historiador del arte, exdirector del IVAM.
Guillermo Solana destacó, con “envidia, la fantástica memoria visual” de Llorens, recordó los encargos “arduos” que le hizo, como las exposiciones dedicadas al Matisse de entreguerras o la monográfica de Edward Hopper, la muestra más visitada de la historia del museo, y destacó el valor de la exposición Miró: Tierra, comisariada por Tomàs en 2008. También mencionó el compromiso político de Llorens a lo largo de su vida: “En política —dijo—, tenía una gran capacidad para el análisis y un sentimiento muy claro de dónde estaban los suyos”.
El director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel, puso de relieve que “no es normal en este país que una persona ayude a fundar tres museos de características tan distintas”, en alusión al IVAM, al Thyssen y al propio Reina Sofía, en cuyos orígenes Tomàs Llorens fue una pieza fundamental. Borja-Villel contó, así como algún otro ponente, como Jaime Brihuega, que Llorens decía que el mejor y el peor día en su experiencia en el Reina Sofía había sido el mismo, cuando por la mañana presentó un plan museográfico y por la tarde fue destituido por el entonces ministro de Cultura Jorge Semprún. La directora del IVAM, Nuria Enguita, se refirió a Llorens como “primera piedra”, y la directora general de Bellas Artes, María Dolores Jiménez Blanco, como alguien “apasionado y sereno” y como un “cruce perfecto entre el compromiso político y el compromiso con el arte y la cultura”: “Tomàs Llorens es parte de la historia del arte español desde dentro —explicó—, por su participación en la creación del Equipo Crónica o en la Bienal de Venecia de 1976, y desde fuera, por la fundación de centros culturales y el establecimiento de nuevos relatos”.
“Me cuesta tanto hablar de Tomàs, como poco me costaba hablar con él”, dijo Valeriano Bozal, quien destacó su gran amistad desde 1962, cuando conoció a un Llorens recién salido de una estancia en la cárcel por su actividad antifranquista. “Fue un gran historiador”, dijo. Maria Josep Balsach habló de la actividad de Llorens como profesor en la Universitat de Girona y apuntó que fue un gran lector de poesía; Jaime Brihuega recordó su participación en el reparto de la herencia de Dalí para que una parte de su obra se quedara en Cataluña, después de que en su testamento el artista hubiera especificado que dejaba su legado al Estado español, y Paloma Alarcó se marchó hasta la “prehistoria” del Thyssen cuando Tomàs detallaba con toda precisión dónde iría cada cuadro de la colección en un edificio todavía en obras, en el que era muy difícil hacerse una idea de los espacios, y apuntó que los cuadros en el museo están colgados a una altura más baja de la habitual por decisión de Llorens, lo que los hace más próximos al visitante.
Alex Katz, Kosme de Barañano y Francesc Torres estuvieron presentes a través de sendos vídeos y María Teresa Ocaña calificó a Llorens como “el gran museólogo español” y puso de relieve la recuperación de la fue objeto Julio González gracias a él. De su vínculo con la arquitectura se ocupó Delfín Rodríguez y cerró el acto José Francisco Yvars con un recuerdo a 62 años de amistad y destacando “el obstinado e incombustible estímulo” que suponía Tomàs Llorens.