#FLMADRID22 /2
Me iba para la casa de Fernán Caballero (Ciudad Real), pero en el último instante decido que allí puedo ir en cualquier momento, sin embargo a la #FLMADRID22 no, y a las 11:00h estaba aparcando frente a una de las terrazas del bulevar de la calle Ibiza, todavía no me lo creo. Ya estaban abarrotadas de gente, a esa hora era el desayuno lo que primaba. En una de las mesas la típica vecina, estereotipo cabal de ese barrio, señora mayor, de edad indeterminada, entre 70 y 100 años, con una capa de maquillaje de 5 cms de grosor, con un Yorkshire sobre sus rodillas, dándole un trozo de churro.
Enseguida llego a la altura del Florida Park que también tiene la terraza hasta la bandera y entro en el río de gente que ya comienza a formarse. Me topo con la primera hilera kilométrica, la curiosidad me hace acercarme a mirar quién es el afortunado, and the winner is … Manuela Carmena, la añorada alcaldesa de Madrid.
Pronto me veo inmerso en una masa de gente, auténtico Amazonas, incluso con sus meandros correspondientes.
Doy con la 2ª gran hilera, avanzo curioso y veo a una jovencita que no reconozco y cuyo nombre no me suena de nada, me debo estar haciendo mayor, por la portada del libro vislumbro que es algo parecido a un manga.
Sigo y me encuentro con la 3ª fila, esta es especialmente larga, estaba claro, Santiago Posteguillo que despierta amores y odios pero que a mí personalmente, me gusta. Llamo a mi hijo, gran admirador suyo y quien me introdujo en su lectura años atrás, para decírselo.
Saludo a las amigas de Mary Read, «contentas, me dicen, de habernos convertido en un espacio de referencia, en un momento de auge del extremismo radical, de la lgtbifobia y el feminismo tránsfobo».
Otra larga fila que, la verdad sea dicha, apenas interrumpe el paso porque este año están muy bien organizadas con vallas esas colas de admiradores de las dedicatorias. Esta vez se trata del Juez Baltasar Garzón.
Llego a la carpa del grupo Publishers Weekly, patrocinador oficial de la Feria y en la que tendremos firmando próximamente a varios autores de Ondina. Me sorprende la amplitud del espacio y el bullicio del interior. Varias pantallas difunden la entrevista que se está realizando en ese momento, varios fotógrafos toman buena nota del momento, al lado mesas altas para tomar un café o un refresco; en un lateral unos sillones con un cartel de «Prensa», me tienta el enseñar mi carné y sentarme unos minutos pero el tiempo apremia y me tira tomarme un vermú junto a uno de los recientes fichajes de Ondina Ediciones.
Salgo, no sin dificultad, del río de gente y me dirijo a la Cruz Blanca en busca de mi amiga Nuria Calle para que me cuente sus nuevos proyectos.
