diciembre de 2024 - VIII Año

La persona y el amor

amor 3Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre el amor en relación con la persona y sus inquietudes en la vida. No hemos llegado a nada claro, porque la vida y el amor debería de sorprendernos incluso a los escritores que sufrimos en nuestra relación con la realidad y no lo hace, no nos sorprende. Ficción y realidad se entrelazan continuamente hasta que se hacen insoportables y a veces nada sorprende. No hay fascinación. Es cierto que el hombre como la mujer necesitan alguna vez en su vida sentir que conquistan, si se mira bien, es algo intrínseco a la naturaleza humana. El Hombre domina sobre su vida, sobre las personas que le rodean, sobre los seres contrarios a su sexo y quiere invadir, de hecho la Historia está llena de hombres que invaden a otros hombres porque sí, con lo que ello tiene de consecuencias, pero sí, necesita medir sus cualidades, sus talentos y mezclarlos en el mágico mundo de los sentimientos. Esta acción –a todas luces nada fácil- ha llegado a ser y es el centro de la vida de millones de seres. Durante la etapa adolescente, donde no podemos medir las consecuencias de las relaciones y sentimientos que a cada rato surgen en nuestra vida, harán mella en nuestra personalidad. Las inquietudes de aquellos años nos resultan ahora tan infantiles como entrañables, eran desde luego, los años de descubrir mundo, personas, situaciones, eran los tiempos de abrir ventanas, de ilusión pero también de desilusión.

Relacionamos por tanto, las historias de amor con aquel tiempo en que nacíamos, en que crecíamos sin darnos cuenta de que estábamos recién llegados a la vida, y sin querer vinculamos directamente la juventud con las historias de amor. Nos hacen revivir en la etapa de madurez, o nos salvan de una enfermedad…son necesarias en la construcción de nuestro tiempo en la tierra, del devenir de la vida. España es un país que ha dado muchos personajes cuyo leit motiv de su vida ha sido el amor. Don Juan, El Quijote, Calixto, Tomás Orozco, Juan Santa Cruz o el Cid, han sido hombres que lo han dado todo por el honor, por la ilusión, por una mujer. Todos sabemos que muchos de los hombres que vemos por la calle o que simplemente son amigos nuestros, o quizás un marido o un hijo…conservan esos elementos de conquistador tan característicos de la idiosincrasia española. ¡Salvar a la princesa! ¿A qué hombre no le gusta una y otra vez conseguir que la vida de una mujer que no conoce en absoluto cambie gracias a su presencia o intervención? ¿Qué hombre o mujer que dejó la adolescencia bien lejos no le gustaría ‘sentirse’ enamorado o descubrir que alguien está enamorado de nosotros? Es como volver a lo esencial, al sentimiento en su estado de pureza y eso hace revivir al hombre/mujer que inmiscuido en lo cotidiano se ha dejado dominar por la costumbre. El hombre, la persona, recuerda con nostalgia el mágico estado de enamoramiento que invadía nuestra espontánea vida juvenil.

La vida pasa por nuestra persona que ha encontrado feliz alguien con quien compartir su vida. En ese sentido el enamoramiento pasa a otra fase completamente distinta, a una fase de cotidianeidad que nunca habíamos soñado, en ocasiones de aburrimiento supino. Eso no quiere decir nada o quiere decir mucho, claro. Hemos decidido emprender una vida y un proyecto común con alguien a quien queremos pero que obviamente con el tiempo vemos que la vibración de nuestro corazón, quizás esté cambiando, sentimos miedo por ello. La vida es ya aburrida de por si en su fase más repetitiva y deleznable del día a día y sin embargo, podemos hacer que cambie. Generalmente podemos escuchar a algún amigo hablar de hastío en su matrimonio, claro, es el estado civil matrimonial aparentemente en crisis o gastado el que nos lleva a querer volver a revivir aquellas emociones, visto que el paso del tiempo y con ello la posibilidad de morir se acerca.

amor 2Supongo que un hombre o una mujer puede decir que está enamorado justo al final de su vida y si tiene la posibilidad de continuar con la misma persona, aquella que un día hizo que cambiásemos nuestra vida y comenzáramos a hacer cosas que jamás hubiéramos pensado: tener hijos, ser responsables, mantener un trabajo que no nos gusta, olvidarnos de nuestras aficiones, de nuestro tiempo personal… Si después de muchos años logramos vencer las vicisitudes de la vida, podremos darnos por vencidos, siempre y cuando no nos hagamos demasiadas preguntas, eso sí.

Algunos quieren volver a sentir (por si la muerte les coge desprevenidos) alguna vez en su vida o muchas veces más, otra vez, el estado del amor que nos enloquecía antaño y quieren buscarlo, lo persiguen hasta que a veces lo vuelven a encontrar. Se encuentra o no se encuentra, porque inventarse solo se puede hacer en las novelas. Y de nuevo viene la pregunta de si es la nueva persona que nos conquista o si somos nosotros solos los que nos enamoramos del amor y de ese estado tan especial, ahora inalcanzable. Ni qué decir tiene las posibles consecuencias que se pueden dar para la vida privada de esa persona que quiere a ultranza mantener lo que tanto le había costado construir, pueden ser lamentables, pero también puede que no lo sean. No lo sé.

Ese es el ámbito del romántico, de la persona que busca las sensaciones aunque sea por así decirlo ‘peligrosas’ para su salud. Hay otros/otras que viven enamorados permanentemente, vemos en ellos que viven solos, no están casados, no tienen pareja, esto es más grave, pero existen y la facilidad con la que cambian de pareja es alucinante. Viven en permanente estado de enamoramiento. También hay hombres casados que no paran de enamorarse de cualquier cosa, mujeres que lo hacen del butanero (con perdón, es un ejemplo), las mujeres también ¡pues vale! En este breve repaso no debo olvidar a los que constituyen la ‘inmensa mayoría’ del personal y son los que no ven otra cosa que el sexo como un todo hoy en día magnificado totalmente. Respetable, muy respetable y no digo que no sea importante, puede que el final de toda relación romántica sea eso mismo. Lo que más me molesta es que generalicen pensando que todo el monte es orégano y que todo el mundo pastorea en el mismo redil. Pues no. La cuestión sexual que con los años ha cobrado verdadera importancia en uno y otro sentido, invade igualmente la vida de las mujeres, cosa que ha existido siempre, solo que no se ha reconocido por la sencilla razón de que las mujeres ‘tenemos que ser modositas’ y no dominar nada ni a nadie. Es decir que siempre ha habido mujeres que fuera de sus matrimonios han tenido multitud de relaciones (podríamos decir de carácter sexual) solo que nadie lo sospechaba. Hoy, la mujer hace lo quiere con su vida y no le duelen prendas en abrir tantas ventanas como sea necesario.

Ni entro ni salgo, que cada quien haga con su vida lo más oportuno y que sea feliz. Yo creo, que tener una aventura sexual por así decirlo teniendo en cuenta que de esta manera nos entendemos todos, lo puede hacer cualquiera, no es nada difícil, tener una aventura humana es mucho más complicado y el problema viene en llenar los espacios vacíos, en seguir aprendiendo cosas de la vida, en enterarse de algo y llevarla al terreno de la soledad que nos invade a todos, con otras novedades o simplemente pasarlo bien en buena amistad y ayudarse. Esto lo encuentro más difícil pero al mismo tiempo mucho más atrayente ¿por qué? porque entran en juego otros elementos que son más característicos de la personalidad de cada quien. Entra la persona a formar parte de otra dimensión que no conocía en absoluto. Ahí es cuando la conquista cobra su verdadero sentido que es la de enamorar a otro, seducir, conquistar su vida, hacer de lo imposible, posible, conseguir algo nuevo, hacer que piense en ti o simplemente vivir momentos diferentes y por ello desconocidos.

Yo, como no creo en nada de lo que se refiere al amor, no tengo nada que decir, solamente observo como profesional de la escritura y nada más, aguantando mis manías que cada vez son más y variadas. Hombres que van, mujeres que vienen y todos involucrados en las pruebas de la vida a zarpazos con el mundo…así es el tema. Un día decidí que me había hecho una anciana y se acabaron muchas cosas, no sé por qué, pero me siento bien. Con el tiempo vemos que cada vez nos molesta más viajar, detestamos el mundo entero como cuando éramos adolescentes y nos apegamos con fuerza a las pequeñas manías cotidianas, muy pequeñas, muy pequeñas, sin las que ya de ninguna manera podemos vivir. En ocasiones nos topamos con unos preciosos ojos azules que no nos pertenecen de un hombre que no conocemos mucho y pensamos contemplándolos que sí, que por qué no: por qué no se enamorará de mi, podría vivir una preciosa historia de amor. Después vuelvo a mirar mi realidad y encuentro excelente material para mi imaginación, mis poemas y mis novelas.

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Archivo Entreletras

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