noviembre de 2024 - VIII Año

El Teatro Petruzzelli de Bari

Una alegoría que renace de sus cenizas y se reinventa

… los dos, sin aplausos, ofrecíamos
tan solo el goce de un espejo mudo
Rafael Alberti. Retornos de lo vivo lejano

petru5Después de unos cuantos años hemos regresado a Bari. Es una ciudad apacible y laboriosa, la de más envergadura, extensión y número de habitantes de la región de Apulia. Tengo buenos recuerdos de la Universidad Aldo Moro, de la Città Vecchia con sus intrincadas y laberínticas callejuelas… y, sobre todo, del Teatro Petruzzelli que, por diversos motivos, me parece que adquiere una dimensión simbólica.

Su historia es dilatada y amplia. Fue un importante puerto romano y es un vivo ejemplo más de mestizaje. Por allí han ido desfilando, entre otros, bizantinos, sarracenos y lombardos, hasta formar un verdadero crisol donde siempre ha estado presente la tolerancia. A veces más, a veces algo menos.

Bari es envolvente y quien la conoce no suele quedar indiferente a sus encantos. Atrapa, es vitalista, señorial y decadente… todo a un tiempo. Modernidad y tradición están presentes en sus gentes y en el trazado de las calles y callejuelas de la Città Vecchia.

Pone a nuestra disposición placeres agradables como una cena en Perbacco y, sobre todo, una visita atenta al Teatro Petruzzelli a lo que significa y a lo que ha representado desde su inauguración.

Situado en Corso Cavour, no es sólo una seña de identidad de esa Bari que sigue siendo, en alguna medida, lo que fue aunque ya no es lo que era, sino un auténtico paradigma de su carácter.

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Llama la atención su ecléctica fachada roja. Es uno de los teatros líricos más prestigiosos de Italia, quizás, el recinto operístico más celebrado de la vasta zona meridional.

Hemos comentado que renació de sus cenizas como el ave Fénix y que ha tenido la virtud de reinventarse a sí mismo y sobrevivir, tanto a diversas tragedias y accidentes, como al demoledor paso del tiempo.

El Teatro Petruzzelli es un juguete metafórico en una esfera de vidrio imaginario. Las vidas secretas y venturosas del pasado parecen habitar como fantasmas su recinto, dándole ese aire imperecedero de lo que decae y vuelve a florecer. Tal vez por eso, siguen siendo mágicas las horas en las que las luces se encienden, dando lugar a ese milagro mediante el cual hilos invisibles entrelazan fugazmente unas vidas con otras.

El Teatro Petruzzelli es hermoso. Su belleza es de las que penetran y pese a su tamaño, es el cuarto en dimensión de Italia, resulta manejable y en él se advierten todavía las huellas de elegancia y voluptuosidad que lo caracterizaron en sus momentos de mayor esplendor.

Como todo lugar que sigue vivo en el inconsciente colectivo, está lleno de leyendas y de historias más o menos verosímiles, que nos hablan de pasadizos subterráneos y de espejos. Es una tabla vacía –o vaciada como nos gusta decir últimamente- que permanece en la memoria.

En sus palcos y en su patio de butacas experimentamos esa nostalgia y pesadumbre ante los cambios… que tantas cosas se han llevado por delante. Hay que saber mirar este armazón, este trozo de historia con ojos inquietos, espíritu curioso y voracidad insaciable.

petru4No podemos ni debemos renunciar a intentar aproximarnos a lo indescifrable… aunque sea una tarea perdida de antemano.

Los palcos guardan celosamente secretos y, también, efímeros sueños. Están llenos de ‘ayer’ con sus simulaciones, anhelos y malentendidos.

El teatro Petruzzelli es un engranaje de meticulosa relojería. Podemos imaginarlo como un ascenso por una escalera de caracol hacia una cima incierta… en tanto que suenan violines que disuelven las semejanzas y diferencias.

Hay máscaras que se adaptan mejor que otras, las que lo hacen de forma impecable y duradera son las que parecen haber entendido los mensajes cifrados del tiempo.

El Petruzzelli es un teatro decimonónico con mucho recorrido, desastres y entresijos a la espalada. En 1991 sufrió un incendio demoledor. Corren diversas teorías, hipótesis y habladurías, parece, sin embargo, que prendió la mecha el propio empresario para cobrar el seguro.

Es una prueba de coraje cuando se tropieza y se cae, levantarse de nuevo. En el 2008 finalizaron las obras de reconstrucción y se reinauguró en el 2009, es decir, hace diez años.

petru2La restauración nos parece modélica y fiel, lo que no es nada fácil. Como dicen los italianos, tanto su estructura como su decoración interna se ha realizado ‘dov’era’ e ‘como’era’.

El teatro Petruzzelli está lleno de historia y de intra-historia. Pongamos un solo ejemplo, en el siglo XVIII (1779) se estrenó en él Ifigenia en Tauride, de Niccolo Piccinni.

A lo largo de su dilatada trayectoria tanto músicos como figuras del ballet, actores, dramaturgos… han desfilado por su escenario, señalemos entre otros al dramaturgo Eduardo de Filippo, al director de orquesta Von Karajan, al bailarín Nuréyev o a los actores cinematográficos Frank Sinatra o Liza Minnelli. En definitiva una parte muy representativa de lo más granado de diversas artes del siglo XX.

Si visita Bari procure asistir a una representación operística, a un ballet o a un concierto en este singularísimo espacio, que se ha venido caracterizando por, junto a una programación exigente y de calidad, ‘recuperar’ espectáculos artísticos, hoy olvidados. Por cierto, el teatro Petruzzelli es conocido, nada menos, como la ‘Scala’ del sur de Italia.

El tiempo devora y nos arrebata muchas joyas y obras artísticas del pasado. Sin ir más lejos, Raffaele Armenise realizó unas pinturas en el interior del teatro que se perdieron a causa de los sucesivos accidentes que devastaron el recinto… lo que no impidió que fuera reconstruido y sobreviviera para continuar siendo un orgullo de las generaciones presentes y futuras.

Italia es un país hermoso con un patrimonio histórico y cultural excepcional. Cada ciudad tiene diversos lugares emblemáticos que merecen una visita. En Bari, desde luego, la Città Vecchia, la Pinacoteca Provincial, con cuadros, entre otros de Bellini, Veronés o Tintoretto, junto a pintores de la Apulia… pero también el teatro Petruzzelli que, sin lugar a ningún género de dudas, merece una visita atenta y detenida ya que constituye una auténtica encrucijada o cruce de caminos entre el pasado y el presente de esta espléndida, desconcertante y llena de contradicciones ciudad meridional.

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