La aparición de nuevos actores políticos relevantes y la consiguiente fragmentación de la representación ciudadana en las instituciones no han traído consigo los grandes avances prometidos en materia de regeneración y calidad democrática. Antes al contrario, las nuevas formaciones políticas han asumido a gran velocidad algunos de los peores defectos de la política de siempre, como el sectarismo.
Sin embargo, la atomización de los Parlamentos, tanto en el ámbito nacional como en las distintas Comunidades Autónomas, sí ha confirmado algunos de los peores pronósticos respecto al agravamiento en los problemas para la gobernabilidad y la articulación de mayorías legislativas. Las dificultades que sufrimos ahora para investir a un Presidente que ha ganado las elecciones generales con claridad tuvo su antecedente hace solo tres años, cuando hubo de repetirse la llamada a las urnas para desbloquear la situación.
Resulta evidente que los partidos políticos y sus dirigencias deben mejorar mucho en sus actitudes y capacidades para resolver estas situaciones de bloqueo mediante el diálogo, la negociación y el acuerdo. Pero también es imperativo que vayamos pensando en acometer reformas legales y constitucionales que nos ayuden a evitar en lo posible estos escenarios contraproducentes para el interés general.
A este respecto, se hace imprescindible la reforma del artículo 99 de la Constitución, tomando como referencia, por ejemplo, los procedimientos de elección de Presidente en los Parlamentos de Asturias y Euskadi, donde no es posible votar en contra de una investidura y se facilita la formación pronta de Gobierno, con todas las garantías democráticas.
No obstante, en estos momentos debemos afrontar los problemas de bloqueo institucional con las reglas vigentes. Por esta razón, desde el PSOE estamos reclamando al resto de las formaciones políticas con representación parlamentaria un doble ejercicio de realismo y responsabilidad.
Pedimos un ejercicio de realismo para que el resto de los partidos políticos sean conscientes de que el pronunciamiento de la ciudadanía española respecto a quiénes quieren que les gobierne ha sido claro y recurrente en los últimos tiempos. Entre el 28 de abril y el 26 de mayo, los españoles han hecho ganar al PSOE las elecciones generales, la autonómicas, las municipales y las europeas. Además, sondeo tras sondeo, los del CIS y los privados, arrojan siempre el mismo resultado: los españoles quieren un Gobierno progresista, liderado por el PSOE y presidido por Pedro Sánchez.
La asunción del principio de realidad implica también tener en cuenta que no hay alternativa viable a la investidura de Pedro Sánchez en la aritmética parlamentaria. Las tres derechas no suman suficientes escaños para ello, y la alianza entre las tres derechas y Unidas Podemos o los nacionalismos periféricos resulta políticamente impracticable.
El segundo ejercicio que reivindicamos de PP, Ciudadanos y Unidas Podemos es el de la responsabilidad. Si no existe una investidura alternativa, solo quedan dos opciones para el Gobierno de España: o se facilita la investidura de Pedro Sánchez o se bloquea el Gobierno y el país. Pero esta segunda opción no es una posibilidad legítima para los representantes de la ciudadanía en el Congreso.
De mantener PP, Ciudadanos y Unidas Podemos su actitud vigente de bloqueo, España seguirá sin Gobierno plenamente constituido durante los dos próximos meses. Y si tal comportamiento persiste más allá del 23 de septiembre próximo, tendrán que repetirse las elecciones generales. Y no hay derecho a que estos partidos bloqueen la formación del único Gobierno posible, que es el que han votado, el que necesitan y merecen los españoles. Y no sería justo que los españoles fueran llamados de nuevo a las urnas, tras haberse pronunciado con rotunda claridad en las cuatro últimas ocasiones.
¿Qué están ofreciendo a los españoles en estos momentos los señores Casado, Rivera e Iglesias? ¿El bloqueo infinito, la ingobernabilidad del país, la llamada en bucle a las urnas? ¿Quieren que España carezca de Gobierno cuando se materialice el brexit salvaje? ¿O cuando tengamos que afrontar una eventual escalada secesionista? ¿Quieren que tengamos que prorrogar para 2020 los presupuestos obsoletos ya prorrogados en 2019? ¿Quieren que los Gobiernos autonómicos sigan careciendo de los recursos suficientes para financiar los servicios públicos en la sanidad, la educación y los servicios sociales?
Desde el PSOE estamos pidiendo realismo y responsabilidad para que el conjunto de las formaciones políticas que representan el interés general posibiliten un Gobierno ya, progresista, coherente y sin depender de las fuerzas independentistas, porque esta es también la voluntad inequívoca de la ciudadanía española, expresada en elección tras elección y en sondeo tras sondeo.
A Unidas Podemos les pedimos una reflexión respecto a la posibilidad de alcanzar un acuerdo ‘a la portuguesa’, como están sugiriendo algunas de sus propias organizaciones integrantes, como Izquierda Unida, Anticapitalistas y los comunes catalanes. Un acuerdo programático para la investidura y la legislatura. Este es el modelo que funciona en Portugal y Dinamarca, y es el modelo que nos funcionó en España durante el último año. Con este modelo sacamos adelante la subida del salario mínimo, la recuperación del subsidio para parados mayores de 52 años y el proyecto de presupuestos más social de la historia de nuestra democracia.
Al Partido Popular, a Ciudadanos y al resto de los grupos parlamentarios tan solo les pedimos que se hagan a un lado. Si no quieren apoyar la investidura de Pedro Sánchez y no tienen alternativa, que no condenen al país al bloqueo, la paralización y la ingobernabilidad. No es necesario que voten a favor. Bastará con que se abstengan.
Gobierno ya, en interés de los españoles y las españolas.