¡Mis queridos palomiteros! Hasta el próximo 9 de marzo la Sala Negra de los Teatros del Canal exhibe Ella —estreno absoluto en España—, que es un sugerente drama social musical, de tono sobrio, sombrío y solemne, al que le falta intensidad emocional en su apartado dramático, aunque con muy buenas intenciones en su recorrido musical, que distribuye Secuencia 3.
Hace 25 años renuncié a leer las sinopsis o las descripciones argumentales -no es lo mismo-, tanto de las películas como de las piezas teatrales, puesto que descubrí que lo que se exhibe en la sala de cine o en el teatro, rara vez tiene que ver con lo que se propone en esos papeles.
Algo así me ocurrió ayer tras ver en los icónicos Teatros del Canal madrileños Ella, una pieza teatral de corte clásico, que cuenta con una puesta en escena minimalista (un pianista —Rubén Sánchez Vieco—, un violinista —Alfredo Ancillo— y María Rey-Joly, la prestigiosa cantante soprano y actriz de quien parte la idea del proyecto), escrita por Martina Cabanas y Albert Boadella, y que dirige el dramaturgo catalán.

Esa sugerencia del proyecto audiovisual, que además cuenta con un foro practicable y operativo, que forma parte del espectáculo, describe la inquietud de nuestra protagonista frente a unos acontecimientos no muy claros. Eso sí, programa en mano, el punto de vista cambia. Y eso es lo que no debería ser. Es decir, la sugerencia, el culto al detalle, por ejemplo, deberían estar muchísimo más matizados. No quiero decir, claro está, que el espectáculo no transmita belleza o no llegue al espectador, dado que lo consigue, pero el argumento no está definido. Es cierto, también, que al respetable no hay que darle todo trillado, pero sí hacerle ver desde que arranca la función todas sus intenciones.
Así las cosas, Boadella aclara en el programa de mano lo siguiente: “Hay muchas personas que, al ser introducidas en una cámara de resonancia magnética, alivian su angustia cantando.
Eso sucede porque la música y el canto provocan efectos muy benefactores para restablecer el equilibrio perdido ante un suceso especialmente doloroso. Bajo este prisma hemos construido la historia de Ella.
Una mujer víctima de una violación. Como suele suceder en accidentes graves o ante una súbita agresión, la mente tiende a evocar una gran cantidad de imágenes y situaciones que se alejan del trance brutal.
A veces, en solo unos segundos de pánico, visualizamos la vida entera. Para la protagonista de Ella, pasado y futuro se entremezclan en un intento de evadirse de la humillación y el tormento. Lo que se expande velozmente en el flash traumático se recompone en la obra bajo una forma de tiempo accesible.
Las asociaciones mentales de esta mujer frente al dolor se harán visibles a través de su inclinación por el canto y la restauración de los hábitos cotidianos, especialmente vinculados a su condición femenina”.

De esta manera, y conociendo lo que se quiere transmitir en su totalidad, Ella sí consigue maravillosos momentos de emoción —importante ejercicio de iluminación de Bernat Jansà en la iluminación y de Carlos Parra en el sonido incidental— especialmente cuando la actriz canta, puesto que como intérprete de texto no termina de encontrar su conexión con la historia a causa de una dramaturgia demasiado críptica. Eso sí, se agradece que sobre el funcional foro se proyecten (Ciscu Isern), entre otros elementos simbólicos del conjunto, las letras en español de los 17 temas musicales que le sirven al personaje principal para representar la angustia vital en el que está instalado.
Todos estos episodios musicales de muy reconocidos autores musicales, a saber, Richard Strauss, Jules Massenet, Kurt Weill, Benjamin Britten, Leonard Bernstein, Camille Saint-Saëns, Joaquín Turina, Manuel de Falla, Franz Schubert, Francis Poulenc, Olivier Messiaen,, Charles Dumont, Heitor Villa-Lobos confieren a Ella una naturaleza propia, única e independiente —completada con el excepcional trabajo de los otros dos músicos—, de modo que el espectáculo no quedase difuminado en sus tramos dramatizados.
En todo caso, y con las advertencias antedichas, Ella es una función que hará las delicias de cualquier apasionado por las artes escénicas.