El viernes 7 de marzo a las 19:30 horas, el Ateneo de Madrid (calle del Prado, 21) hará un homenaje al poeta José Mascaraque Díaz-Mingo, recientemente fallecido. Para ello se presenta el poemario póstumo del autor, que lleva por título ‘No se acaba nunca de nacer’ (Ondina, 2025). La entrada será libre hasta completar el aforo.
El acto, que se llevará a cabo en el Salón Pérez Galdós de la histórica institución madrileña, estará presentado por Pedro López Arriba y contará con la presencia de Soledad Ávila Rodríguez, Prado García-Miguel Mascaraque, Jorge Riechmann, Francisco J. Castañón, Francisco Márquez, Alfredo Francesch, Elena Muñoz, Antonio Daganzo, Eugenio Rivera y Rosa Estremera.
Los poetas asistentes harán lectura de algunos de los poemas del libro.
El autor
José Mascaraque —“una mezcla de monje medieval y de estudioso renacentista”, según sus propias palabras— nació en Madridejos (Toledo) en 1946, y falleció en Toledo en el 2023. Estudió Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y fue ordenado sacerdote en 1971.
Su vocación poética se despertó muy pronto: en 1971 publica su primer poemario, que llevaba por título Horas populares en la intimidad. Le seguirían Ciudadano Job. Susurros y lamentaciones (1975) y Arrepentido Sísifo. Aromas y regresos (1975), poemarios de un marcado intimismo. En 1979 apareció uno de sus libros más interesantes, Lucero Lucifer, un poemario marcado por el simbolismo. En la década de los 80 llega Ensalmos de la supervivencia (1985).
Pentateuco poético (1997) marca otro hito en su trayectoria lírica. Y ya el siglo XXI, vendrían: Poemas prójimos (2002), otra obra primordial de su producción; Loas a María (2006); Himnos para el Éxodo que viene (2008) y Poema Misal (2010), obras todas ellas de un decidido tono místico.
El poemario
‘No se acaba nunca de nacer’ constituye la culminación de la obra poética que fue construyendo José Mascaraque, inspirada por un profundo humanismo, en el que late el amor del poeta por su tierra natal, la Mancha, que emerge de forma tácita o explicita en muchos de sus versos.
El libro contiene también el Testamento espiritual del poeta y dos poemas en su memoria de dos de sus más estrechos colaboradores, los poetas Francisco J. Castañón y Jorge Riechmann.