Sí, un breve viaje por la llanura, en Navidad.
Anoto los tesoros que he encontrado en menos de tres días, fruto del azar y de la suerte para uso y deleite de otros viajeros.
29 de diciembre 2024. Entrada al Territorio Mancha (Ciudad Real) por las Lagunas de Ruidera. Allí, en un día de nieblas fantasmales, que logra levantar el sol del mediodía, me espera la belleza de este insólito caribe manchego, por su agua verde esmeralda. Son las princesas encantadas de Don Quijote.
Vienen a mi recuerdo amigos, pintores, poetas, literatos y artistas en general, les envío las instantáneas que he tomado de la inefable belleza de estas lagunas quijotescas. Las envío, brindo por la amistad y el año nuevo con ellas. El verde de su agua es una fiesta.
Tomelloso, este pueblo manchego de tanto carácter, por donde por donde deambulaba el gran García Pavón y sus personajes. Aquí están sus museos, el del Carro y el de Antonio López Torres, magnífico pintor. A él se le rinde honor y memoria con un hermoso museo.
Refrigerio en Marquinetti. Sorpresas de la Mancha: aquí está el cocinero galardonado mundialmente por sus pizzas. Por decirlo en breve, es el campeón del mundo de la pizza, en distintas competiciones internacionales. Qué maravilla para el paladar.
Segunda jornada. En la famosa ciudad de Manzanares, ya visitada por los viajeros románticos. Me instalo en el Castillo de Pilas Bonas (Siglo XIII). Tras descansar, estoy en condiciones de descubrir el Museo Manuel Piña.
Sí, el gran diseñador de moda, ha encontrado su morada, en una larguísima cueva-museo de una casa solariega que alberga sus preciosos trajes, algunos de los cuales vistieron a la llamada “Movida” de Madrid.
También el famoso torero Ignacio Sánchez Mejías ha encontrado cobijo en Manzanares. Aquí, donde un toro llamado Bailador, le hirió de muerte. Es un museo muy literario, con mucho sabor de la Generación del 27.
He paseado por Manzanares, he visitado estos museos y otros lugares de interés, en un ambiente de tranquilidad y calma.
Sorpresa y originalidad de este territorio “tierra de paso”, afortunadamente a salvo de un turismo devastador e incómodo que atosiga tantas ciudades en España y en Europa hoy. Un fenómeno social con luces y muchas sombras.
Tercera jornada. Por el Campo de Calatrava. Almagro, cabeza de la Orden y del Campo de Calatrava. Magnífica jornada en este lugar donde me pilla la Noche Vieja. Aroma de la historia, como también lo guarda la hermosa villa de Villanueva de los Infantes.
Recorro tres castillos notabilísimos: Calatrava la Nueva y Salvatierra, más la impresionante mole del castillo de Calatrava la Vieja, felizmente recuperado del estado ruinoso que mostraba en el siglo pasado.
Sorpresa y agrado del restaurante Casa Pepe, cerca del castillo, en Carrión de Calatrava. Alguien pudiera pensar, que es sin más un bar de carretera. Grave equivocación. Es uno de los sitios más refinados donde comer.
Este es un viaje relámpago. Hay que volver una y otra vez a este Territorio Mancha, peregrino y lleno de carácter. Solo se necesita paciencia y exquisito paladar para gustar de él. Su belleza esquiva lo requiere.