Antología (1991-2023)
Paloma Fernández Gomá
Editorial Canente, 2024
LA OBRA POÉTICA DE PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ
Se ha publicado en la editorial Canente la antología poética de Paloma Fernández Gomá. En el prólogo de Albert Torés García ya dice algo muy importante, ya que la poesía de Paloma es una fusión de tiempos, donde viven los recuerdos, pero también ese afán de permanecer en el tiempo:
“En algún momento, hemos aludido a ello, Paloma Fernández Gomá idea encuentros a través del tiempo para recapacitar sobre el pasado y el futuro y construir la identidad de un espacio común, precisamente a través de la poesía”.
Cierto, ya que su obra transita sobre la memoria, sin olvidar los meandros de un tiempo que habitamos, donde somos seres en derrota, pero también héroes que dan luz al paso de la vida.
De Calendas (1993), cito un poema, que dice:
“La vida se va y deja en el alma un sabor / de melancolía, / un sendero de ortigas hecho a golpe de guadaña”.
Recuerda al Jorge Manrique de Las Coplas: “Avive el seso y despierte / contemplando / como se pasa la vida/ como se viene la muerte / tan callado”.
Viaje al tiempo en el eco de Paloma Fernández Gomá, de Paisajes íntimos (2000), cito el poema, que es eco de un silencio, convertido ahora en el viaje iniciático del ser humano a su propia luz:
“Este silencio de fuentes vacías / surge para sellarme los sentidos. / Llevo todos los pétalos vencidos / y panales para las profecías”.
Y en Tamiz del desasosiego (2003), me estremece el poema “Madre”, que es ahora, en mi propia vida, un canto al ser más importante que nos ha alumbrado en este camino a ciegas del vivir:
“Mar profundo de tenue oleaje, / aquel que tú habitas / para amasar desde la distancia el tiempo / gratuita imagen que profesa belleza ilimitada, / donde es engendrado el aliento de vida / en habitáculo de luz custodiado, / último reducto de entraña”.
El mar que es la vida y ese habitar, a veces en la lejanía, cuando la muerte ya sella nuestro afán de amar físicamente a esa madre, que se nos va, fugaz, como ola en el océano. Y el tiempo siempre, tema esencial en la poesía de la poeta, envolviendo luz en las entrañas de los recuerdos.
Y la bella Algeciras, que describe con amor en el libro Acercando orillas (2008), cuando dice:
“Al Yazirat al Hadra / penetra todo el verdor de su tiempo pasado / en arenas de olvido, ajado, recuerda / la menta y el agua en sus orillas de estaño”.
Y las piedras sobre las murallas, el tiempo de los héroes y los derrotados, todos conviven en uno mismo, ser que condensa el pasado, el presente y el futuro. Todo es magia del instante, ese que provoca el lenguaje, al revivir lo que se ama.
Y de sus poemas inéditos que revela el libro, me quedo con el que hace mención de ese desdoblamiento, cuando se habla a sí misma, ser que habita en las sombras y en las luces del tiempo:
“Tú, mujer que habitas / el lodo vidriado de esferas / donde se forjan los arcos de un jardín acotado, / por cenizas y destinos / que el tiempo fue habitando desde siempre / hasta horadar tus venas con el germen / silencioso de la vida”.
Afirmo que estamos ante una antología muy bella, con poemas que resucitan el tiempo, con versos que se hilan como tejidos al telar de Penélope, que espera a su Ulises en su viaje a Ítaca.
Paloma Fernández Gomá deja que el lenguaje sea eco de luz, y que la llama de las palabras se eternice, para que queden en nuestra memoria, donde nunca envejecemos. Sabia poesía de la de la gran escritora andaluza.