El caduceo es una vara de laurel u olivo, que en su parte superior tiene dos alas, y alrededor de la misma se enrollan en sentido inverso dos serpientes. Es el atributo de Hermes porque se lo entregó Apolo a cambio de cederle el honor de la invención de la lira. Hermes lo empleaba para conducir los manes a los infiernos; por eso, era el caducífero. Los heraldos o mensajeros de la paz (recordemos que Hermes/Mercurio era el mensajero de los dioses) llevaban el caduceo con dos serpientes, que aquí simbolizaban la prudencia, y con dos alas, o la rapidez.
El caduceo representaría el equilibrio, entre lo bueno y lo malo, lo fijo y lo que se mueve, lo cálido y lo frío, es decir, entre dos opuestos. La vara es símbolo de poder, mientras que las serpientes otorgan al caduceo la idea del equilibrio y la sabiduría. Por fin, las alas serían el símbolo de la diligencia. También se ha querido ver en el caduceo un símbolo que representa los distintos elementos, es decir la tierra, el agua y el fuego o las serpientes y el aire, las alas. La vinculación del caduceo con la medicina procede de Mesopotamia. Pero el caduceo también se convirtió en símbolo del comercio, otra conexión con Hermes/Mercurio, por su efecto civilizador.
También se vinculó a la ciencia y el progreso, cuestiones que interesaron a la masonería, pero en la misma se le ha dado más importancia en su relación con el equilibrio que hemos visto por su interés en integrar las tendencias contrarias que se presentan y sobre el eje.