La encina fue un árbol sagrado, y como tal fue venerado en la Antigüedad.
Al parecer, en Roma se recompensaban el valor y las virtudes cívicas con coronas tejidas con ramas de encina que se entrelazaban. Parece que también estas ramas de encinas estaban presentes entre los vencedores de los Juegos Olímpicos. Toda la vida hemos estado pendientes del laurel y resulta que la encina tuvo un papel, en cierta medida, parecido. Así pues, personas destacadas en Roma, y atletas victoriosos también portaban coronas de encinas.
En la Edad Media apareció la Orden de la Encina, en Navarra, de la mano del rey García Jiménez. Sería la primera Orden conocida en la península Ibérica medieval. Su origen tendría que ver con un suceso que protagonizó el propio García Jiménez. Al preparar a sus huestes para combatir a los musulmanes habría dirigido su vista al cielo para implorar su auxilio y en ese momento vio una encina, símbolo de la señal de la Redención, y rodeada por un coro de ángeles. García Jiménez interpretó que sería un símbolo para la victoria, que consiguió, por otra parte. Siendo rey obtuvo permiso del pontífice Rodrigo II para fundar una Orden militar con ese título. Su emblema era una cruz roja puesta sobre una encina, pintadas ambas en las túnicas de los caballeros, y que llegaban hasta las rodillas. Según otra fuente la encina era verde sobre la cual campeaba una cruz encorada (cubierta) de gules. El estandarte llevaría bordado en uno de los lados tres coronas y en el otro una encina rematada por una cruz, alrededor de la cual se leía la siguiente divisa: “Non timebo millia circundantes me”.
Fuentes
– Diccionario enciclopédico de la masonería con un suplemento, seguido de la historia general de la Orden Masónica desde los tiempos más remotos hasta la época actual: obra especial y única en su género para el conocimiento de los orígenes, naturaleza, símbolos, prácticas y fines de la masonería … completado con un taller general de la francmasonería … / escrito y ordenado por Lorenzo Frau Abrines; y publicado bajo de dirección de Rosendo Arderiu.
– La orden de la Encina. José Hosta y Ana María Gómez-Elegido Centeno (ed. lit.), en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. (Hosta, José de, Crónica de la provincia de Ciudad Real, Madrid, Aquiles Ronchi, 1865, Imp. de La Iberia, capítulo X, pp. 116-117).