Álvaro Retana nació en Filipinas (Batangas) en el año 1890, aunque relataba que, en realidad, lo había hecho en el mar, frente a Ceilán, cuando sus padres viajaban de vieja de novios, una narración que encaja de forma perfecta en la extravagancia del personaje. Era de familia influyente, ya que su padre, Wenceslao Retana, fue escritor y gobernador civil en varias provincias. Vivió la bohemia de París y Madrid, y puede ser considerado un claro exponente del Decadentismo en la literatura española. Pero Retana destacó en muchos campos y no sólo literarios. En el periodismo comenzó en “El Heraldo de Madrid”, escribiendo crónicas, saturadas de humor, desde 1911, con el pseudónimo de Claudina Regnier. A partir de entonces, colaboró en infinidad de publicaciones, incluida alguna sudamericana.
Nuestro protagonista también fue músico, siendo uno de los responsables de la introducción del jazz en España. Escribió letras de cuplés, tonadillas y fados. Como dibujante y modisto diseñó vestidos para bailarinas y vedettes. En ese ambiente reinó y fue amigo de casi todas las estrellas del género de la revista de los años veinte y treinta. De una de esas figuras tuvo un hijo.
En 1917 publica Al borde del pecado, una novela que inicia una serie de obras dedicadas a retratar la sociedad galante y frívola de Madrid y donde podemos descubrir la existencia de una vida gay y bisexual en la capital de España que no es muy conocida. Ese ciclo de obras está representado por, Los extravíos de Tony (1919), Las “locas” de postín (1919), El vicio color de rosa (1920), La mala fama (1922), La hora del pecado (1923), Mi novia y mi novio (1923) y Flor del mal (1924), entre otras, ya que fue un prolífico autor de novelas cortas, sin obviar el género ensayístico relacionado con el estudio de la música popular española, de la que fue un erudito indiscutible.
Flor de Mal le valió cumplir una breve condena en la Modelo de Madrid en 1926. No sería la última vez que fuera detenido y encarcelado, por los que se conocía en aquel tiempo “delitos de imprenta”. En 1928 publica El ángel de Sodoma y, en 1933, A Sodoma en tren botijo.
En la guerra acudía a las manifestaciones y mítines obreros vestido con monos de seda, demostrando su compromiso social, sin olvidar nunca el estético. Retana sufrió la insania franquista por su condición sexual y sus opciones políticas, ingresando en prisión en 1939 y no saliendo hasta 1948. Al parecer, fue condenado a muerte por poseer objetos de culto utilizados de forma sacrílega. A partir de entonces, Retana tuvo que vivir una vida modesta, sin poder recuperar un puesto de funcionario que tenía, y sin las luces del pasado, de ese pasado brillante que el franquismo truncó. Murió en 1970, en circunstancias nada claras y de forma violenta.
Álvaro Retana se autoproclamó como “El novelista más guapo del mundo”.
Hoy podemos leer en edición moderna Las “locas de postín” y A Sodoma en tren botijo (Odisea), con un estudio de Luis Antonio de Villena.
Para profundizar en la fascinante vida y obra de Retana existe una biografía, titulada El ángel de la frivolidad y su máscara oscura (Vida, literatura y tiempo de Álvaro Retana), 1999, de Luis Antonio de Villena. Antonio Cruz Casado escribió “Álvaro Retana, “El novelista más guapo del mundo”, erotismo, frivolidad y moda”, en el libro colectivo coordinado por Manuel Galeote López, titulado Andalucía y la bohemia literaria, del año 2001. Por fin, también podemos acudir al Diccionario Para Entendernos de Alberto Mira, del año 2002.