noviembre de 2024 - VIII Año

EL ECO Y SU SOMBRA / “Lester Young”

Fotografía de Marina Sogo

Me he dejado comer un pulmón y tengo el sueño lamido por una voracidad de hormigas. Mi cuerpo es un guiñapo. La sed es el infierno y no habrá un cielo en donde me redima. Soy un señor negro y triste y no llegaré a los cincuenta. Me he venido al hotel Alvin. En el tocadiscos que me han prestado pongo discos de Frank Sinatra. Canta bien el hijo de puta. Ni parece que cante. Desde mi ventana veo la calle 52. Oigo a veces la algarada de la gente al entrar en los clubs. Birdland es mi favorito. Me decían presidente. Ahí di buenas noches, las mejores. Fui a Francia. Allí hacen buen jazz. Me codeé con los grandes. Tú eres grande también, me decían, cuando los elogiaba. Soy de decir lo que pienso. Admiro el talento ajeno. Me gusta decir que Charlie Parker quería tocar como yo. Coleman Hawkins me invitó a un whisky una vez. En la barra, los dos solos en el mundo, me abrazó como si me debiese algo. Tocas las baladas con lágrimas. Cuentas historias, Lester. Yo nunca podré contar historias. Eres un libro con una canción dentro. Bulle Broadway como un corazón adolescente. El mío es negro, mi sangre es negra. La negrura es infinita. La tiniebla se pronuncia en fraseos cortos y yo soplo para que la pieza que estoy tocando prolongue mi idilio con el aire y la luz irrumpa, pero me duele un costado y mi boca huele a alcohol y a nicotina. He sido un ángel y ahora soy un fantasma. En los jardines en los que pastan las grandes vacas sin dueño los niños rezan con las manos abiertas. No tienen ojos, no saben el idioma de las nubes. Aspiro el estrago de las horas cuando endurecen el pan con su ejército de herrumbre. Digo esto para que conste. Lo he soñado esta noche. Lo de las vacas, lo de las hormigas. Será algo que les sucede a los que están a punto de morir. Ahora hago bolos en clubs de comarcal, me sirven bourbon rancio, fumo con voluntad de incendio y pienso en los años de esplendor cuando yo era un ángel desprendido del cielo. A veces toco como si no tuviese cuerpo. Es solo mi boca aplicada a la lengüeta y mis dedos trasteando las claves doradas. Me pagan cuando acabo. Me quito el sombrero y echan ahí el dinero. Mi sombrero ha estado en las mejores salas de concierto del mundo. Conozco todos los moteles tristes de todas las carreteras tristes. Son de la misma mugre, somos la misma sustancia sin brillo, esa tristeza menudita como de lágrima o como de hormiga con su trocito de pan entre los dientes. No sé si las hormigas tienen dientes, quién querrá saber eso. Me acaban de decir que Billie se está muriendo en un hospital de Nueva York. Tendrá sus dos gardenias en el pelo, estará su perro al pie de la cama. A veces le decía Harlem; otras, Perro. Creo que yo moriré antes. Dentro de este traje inverosímil, mi cuerpo será más hormiga que vaca. Una hormiga no puede sostener un saxo. Mi pequeña puta, así le llamo, cuando no Lady, sabe el trabajo que me cuesta hacer que suene. Le hablo con delicadeza. Yo mismo soy delicado. Me lo han dicho muchas veces. Lester, qué dulce eres. Soy una hormiga de terciopelo con el estómago roto por la ginebra, tendría que haberles contestado. Todo lo que le duele a otro me duele a mí y toco para no tener que llorar. Porque el mundo está mal hecho. Qué haré yo aquí un domingo por la noche cuando todos los clubs están llenos de gente. Estarán bebiendo, estarán riendo. Yo sigo en los barracones del cuartel. Me arrestaron por no querer ir a la guerra. Qué hago yo en la guerra. Estuve unos meses en Alabama. Por traidor. Por drogadicto. Por negro. Me dieron bien. Menos mal que no me rompieron los dedos. Yo sigo en este cuartucho del Alvin. Me licenciaron con deshonor. Llevaba marihuana, llevaba barbitúricos. Como si vivir fuese fácil. Cuando me duerma, volverán las hormigas, volverán las vacas. Le tengo que preguntar a Billie si ella sueña con hormigas o con vacas. Se reirá como siempre lo hace. Abre mucho la boca. Como si se arrancara a cantar. Tiene los dientes picados. Huelen a alcohol y a nicotina. Le diré que hagamos Fine and mellow. La tocamos en uno de esos programas de televisión. Les pondremos un nudo en la garganta a todos esos blancos sensibles.

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Archivo Entreletras

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