Ediciones Casiopea recupera la memoria de una de las grandes exploradoras del pasado. ‘Louise Arner Boyd, aventuras árticas de una millonaria americana’.
Entreletras.- / Febrero 2019
Pese a organizar, financiar y dirigir siete audaces expediciones árticas entre 1926 y 1955, y ser la primera mujer en sobrevolar el Polo Norte, Louise Arner Boyd resulta desconocida. Su biografía, escrita por Joanna Kafarowski y traducida al español, desvela la vida de esta excéntrica aventurera a la que se le debe el conocimiento de una de las regiones más desconocidas del planeta.
Heredera de una gran fortuna
La vida de esta dama de la alta sociedad californiana que había llevado una existencia burguesa cambió radicalmente en 1920, al heredar la fortuna familiar. Acababa de cumplir los 32 años y esta inteligente y hermosa dama convertida de la noche al día en una multimillonaria, decidió emplear su fortuna a viajar. En un viaje a Noruega en 1924, navegó hacia el mar y vio la bolsa de hielo Polar por primera vez. Esta experiencia la marcó y acto seguido comenzó a planear su propia aventura en el Ártico. En 1925, fue presentada al rey y la reina de Inglaterra y poco después, en 1926, fletó el barco de suministros Hobby, que había sido utilizado por el famoso explorador Roald Amundsen, durante un viaje al Ártico. Ahí empezó su amor por aquellas regiones que la llevaría a alcanzar notoriedad internacional por sus hazañas y ser apodada por los periódicos de todo el mundo, como «Diana ártica» o «La dama que domó el Ártico».
Siete expediciones y un glaciar con su nombre
En 1928, Louise A. Boyd planeaba un segundo viaje de placer a bordo del Hobby cuando supo que Amundsen acababa de desaparecer en su intento de hallar y rescatar al explorador italiano Umberto Nobile. Louise ofreció sus servicios y el barco al gobierno noruego para buscar a Amundsen. Aunque viajó cerca de 10,000 millas (16,100 km) a través del Océano Ártico, no logró dar con su rastro. Sin embargo, el gobierno noruego le otorgó la prestigiosa Cruz Chevalier de la Orden de Saint Olav. Se convertía así en la primera mujer estadounidense en recibir la orden y la tercera mujer en el mundo en ser honrada con ella.
En la década de 1930, Louise A.Boyd lideró varias expediciones científicas a las costas de Groenlandia. Fotografió, examinó y recolectó cientos de especies botánicas. La American Geographical Society publicó en un libro sus hallazgos y en reconocimiento a su larbor un área próxima al glaciar De Geer fue bautizada con el nombre dela aventurera.
Tras ser elegida delegada al Congreso Geográfico Internacional en Varsovia, Louise A.Boyd emprendió un viaje de 3 meses por algunas regiones polacas, ucranianias y de Bielorrusia. Esta expedición sin precedentes que se saldó con 500 imágenes y que fue publicada por la American Geographical Society en 1937 la catapultaron a la fama.
Científica y espía para los EE.UU por un dólar al año
Pero fue a finales de esa década, tras el estallido de la II Guerra Mundial, que sus conocimientos adquiridos en el curso de sus seis expediciones a Groenlandia y el Ártico, adquirieron una importancia estratégica. El gobierno de los EE. UU le encomendó dirigir una nueva expedición de las costas de Groenlandia con el sueldo de un dólar al año. El objetivo era obtener datos sobre la transmisión de ondas de radio en las regiones árticas. Louise zarpó en junio de 1941, liderando un grupo científico de cuatro hombres y una tripulación de once. Cinco meses después regreso con valiosos datos. Durante el resto de la guerra, trabajó en diversas misiones secretas para el Ejército de los EE. UU.
Louise volvió a hacer historia en junio de 1955 cuando se convirtió en la primera mujer en el mundo en sobrevolar el Polo Norte y su barco S. Veslekari, fue el primero en navegar en algunas regiones de Groenlandia.
Reconocimiento académico y científico
Louise Boyd fue una figura y anfitriona activa de la marina estadounidense y acumuló diversos honores académicos como el título honorario de derecho de la Universidad de California, Berkeley. También fue la segunda mujer en recibir la Medalla Cullum de la American Geographical Society y en 1960 fue la primera mujer elegida para formar parte de su junta directiva. Asimismo, fue nombrada miembro honorario de la Academia de Ciencias de California.
Hacia el final de su vida, y tras haber gastado gran parte de su fortuna equipando y fletando numerosas exploraciones, Louise padeció dificultades económicas que la obligaron a vender la casa familiar en California con todos sus muebles incluidos. Murió en San Francisco en 1972.
Su biografía, traducida por primera vez al español, nos conduce a una época a desaparecida y cargada de romanticismo, en la que los últimos reductos salvajes del globo dejaron de ser un misterio para incorporarse al mundo de lo conocido. La autora Joanna Kafarowski, nos transporta al corazón de la aventura.