Hoy, mi invitada al Palco Magno es Etty Hillesum, una autora relativamente poco leída, que deseo dar a conocer.
Algunos han dicho que es una segunda Ana Frank, por el tema de sus diarios, aunque con edad más crecida, muere a los 29 años a manos del nazismo. Ella será hoy mi negrita.
Cuento aquí cómo me he encontrado con ella, muy recientemente, en un congreso de la Fundación que lleva su nombre en Colombia, su directora es la psicóloga Rosana Navarro.
El congreso ha tenido lugar en la Universidad de la Mística de Ávila (Cites) un centro de alto nivel intelectual y espiritual, y muy cosmopolita. Este es mi relato del encuentro:
He llegado a Ávila, cero conocimiento de ti, pura ignorancia.
Salgo de Ávila, y tú eres mi hermana. Me das tu legado.
Este proceso de conocerte, Etty, ha sucedido entre el 12 y 15 de abril, 2024.
Todo un congreso dedicado a ti, sabremos quién eres a través de magníficos conferenciantes y especialistas: Biviana Unger, Fernando Millán, William Peña, Carlos Domínguez, por solo citar unos pocos, pidiéndoles disculpas al resto de brillantes ponentes.
En mi inocencia, ni sabía, ni quería saber. Igual que cuando viajo, prefiero imaginar y no me gusta ver la ciudad en cuestión ni el paisaje con antelación. La imaginación es el mayor y mejor regalo que tenemos los humanos. En realidad, no quise indagar no fuera a no gustarme.
Era solo la palabra lo que me sedujo y me atrapó para coger el teléfono y matricularme en el Congreso. Su título magnífico: “Escritura íntima, escritura expuesta”.
Para alguien que escribe diario desde la infancia, esa escritura íntima que además se atreve a ser expuesta, era más que suficiente anzuelo.
“Des-vergonzada”, llegué a pensar de Etty, no con moralina, no juzgándola, sino fácticamente. Su falta de miedo, su espontaneidad, es todo un valor, un tesoro en sus diarios.
Ha sido un Congreso magnífico, bajo ese título ya dicho. Puro logos, pura emoción, auspiciada por la Fundación Etty Hillesum y que “auguri” continuará con la épica Etty en próximas convocatorias anuales y congresos bianuales.
Conferenciantes de primera, enfocaron a esta heroína del siglo XX, esta mártir judía que nos ha dejado por escrito su vida, truncada a los veintinueve años, a través de nueve diarios, con una extraordinaria escritura expuesta.
Etty Hillessum (1914-1943) fue una joven holandesa, de padre holandés y madre rusa, de familia ilustrada, y ella, a su vez, mujer cultivada y gran lectora. Tiene un curso vital breve (asesinada en Auschwitz) pero interesante.
Etty es una estrella rutilante en el firmamento de una literatura religiosa que suele ser pacata, timorata y tópica, dentro de un canon ñoño, vetusto, en el que nos hemos educado las niñas de los colegios de monjas, siendo un canon extensivo a toda la cristiandad tradicional y contemporánea, a salvo muy escasas excepciones. Me complace citar a Teresa de Ávila, casi una Etty del Siglo de Oro, cultivadora también de la escritura del yo.
Era aquella una literatura llena de exclamaciones (¡Oh, Sacratísimo Corazón de María! ¡Oh, casto José!…) para las niñas educadas en aquellos colegios, y por extensión, a toda la feligresía de una Iglesia convencional y de unos creyentes ahormados en ese molde religioso, atornillados a lo religiosamente correcto.
Ser lo opuesto a todo lo anterior, por su genuina espontaneidad y libertad, es el quid y la clave por los que Etty triunfa y resplandece. Es un ser original, único en su especie de santa y mártir de carne y hueso, llena de vida a rebosar y no de gazmoñería aprendida.
Es libre y espontánea y así escribe de su espíritu. Ésta es la epifanía que nos brinda su ser, fuera de la horma, que choca con una tradición religiosa.
Etty triunfa hoy como un regalo de vida para no creyentes, casi creyentes, y también creyentes, así escucho en los encuentros sobre ella.
La Iglesia cristiana está sedienta de espontaneidad y de vida.
Durante centurias, un timoratismo beatil ha sido su discurso: un poso de toneladas de polvo rancio sobre las almas.
Etty Hillesum es un ser diferente a todo ello.
Ese es su éxito en pleno Siglo XXI.
Yo me siento su hermana.
Sí, mi querida Etty Hillesum, soror.
ADDENDA: En las fotos, algunas obras de referencia sobre Etty Hillesum