noviembre de 2024 - VIII Año

La columna romana / Ciudades hispanas por el mundo

Amigos romanos, no sé si os habéis dado cuenta, pero hay hoy en el mundo muchas más ciudades con nombres romanos que durante el Imperio. Es más, hay ciudades con nombres romanos en sitios donde los legionarios nunca pusieron pie. La razón es simple: los españoles descubrimos más del 60% del mundo y pusimos nombres a miles de ciudades y pueblos por todas partes. Casi todos esos nuevos pueblos allende los mares tienen nombre romano, porque romano es, muchas veces, el nombre de nuestros pueblos…

Por ejemplo: Toledo, Toletum, fundada en el 193 a.C. por Marco Fulvio Nobilior y que es también el nombre de cuarenta y tres ciudades en cuatro continentes (Incluyendo África) y siete países. Hay tres Toledos en Filipinas y once en Estados Unidos. También hay cuarenta y nueve ciudades en cuatro continentes que se llaman Zaragoza, como la colonia fundada por el César Augusto en 18 a.C., precisamente con el nombre de Caesaraugusta. Mérida, la ciudad fundada por Publio Carisio, siguiendo órdenes de Augusto como Colonia Iulia Augusta Emerita,  hoy da nombre a quince lugares en todo el mundo: desde Dakota del Norte, U.S.A. a Colombia y desde Filipinas, donde hay dos, hasta España, donde está la más vetusta… Lugares llamados Madrid, nombre que posiblemente venga del latín Matrice, hay veinte en el mundo: Hay nueve lugares que se llamen Madrid en USA, hay un lugar llamado Madrid en Uzbekistán, otro en Suecia (lo juro), otro Madrid en África, uno en Filipinas…

Podríamos hacer una serie de televisión que en vez de Españoles por el mundo, se llamara ciudades españolas por el mundo… y daría para un montón de temporadas, porque los españoles llevamos a Roma más allá, plus ultra, como dice en nuestro escudo. Eso de que Hércules pusiera en sus columnas que no había nada más allá, nec plus ultra, parece que provocó el clásico: -¿Qué no hay nada más allá?, sujétame el cubata…- (o el vino romano) y hala, a descubrir otro conteniente, y detrás de ese continente otro océano, que era el mismo pero desde el otro lado. Pero no sólo llevamos los nombres romanos de nuestros pueblos, también llevamos el Derecho romano.

La ley, lo único que queda en pie. Mientras todo cae a nuestro alrededor, todavía merece la pena levantarse cada día y luchar. Como dice Guy Sorman: “En realidad los países occidentales modernos no tenemos un origen étnico sino institucional, y si descendemos de algo o de alguien es sobre todo del Imperio romano (…) En vez de resucitar falsas identidades —galas, celtas, magiares, etcétera— tenemos que plantearnos que seguimos siendo romanos”.

Si somos romanos, somos libres e iguales ante la ley. Y el decreto del Emperador Caracalla que nombraba ciudadanos romanos a todos los habitantes libres del Imperio, sigue vigente. Así que recuerda, amigo, que eres romano y ciudadano. Si hay que dar la vuelta al mundo, se le da y si hay que bautizar una ciudad con el nombre del pueblo de los abuelos, se hace. Porque somos libres y cabezotas. Ave amigos. Fuerza y honor.

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Archivo Entreletras

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