Ayer viernes, 27 de octubre, se estrenó la última película de Lone Scherfig, ambiciosa producción española de Adolfo Blanco para A Contracorriente Films, que cuenta también con la participación de Vincent Juillerat, para Selenium Films y Al Tiro Films, en una coproducción española, francesa y chilena que está protagonizada por un elenco internacional. El largometraje está basado en la novela de Hernán Rivera Letelier, uno de los autores más originales de la nueva narrativa latinoamericana, que se define como minero y escritor (en este orden). No en vano, el escritor chileno ganó el Premio Nacional de Literatura de su país en el año 2022. La adaptación del libro, con ligeros cambios argumentales, se ha llevado a cabo por el brasileño Walter Salles y los españoles Rafa Russo e Isabel Coixet.
La directora danesa —que sustituyó a la mencionada realizadora de A los que aman, inicialmente candidata a dirigirla— es conocida por sus películas Italiano para principiantes (2000) y An Education (2009). El film tuvo su premiere mundial en el festival de Toronto y se presentó en la inauguración de la 68ª edición de la Semana Internacional de cine de Valladolid.
La historia de La contadora de películas —que se desarrolla en los años 60— nos lleva a un pueblo nacido para la explotación de una mina de salitre en el desierto de Atacama, en el norte de Chile. De la mano de la niña María Margarita nos adentraremos en la vida de sus habitantes, a los que solo les queda el recurso del cine de los domingos para evadirse de su difícil situación de todos los días. Tan sencilla como poderosa, la película está contada desde la mirada de la ya adolescente María Margarita a través de un largo flashback en el que —cuando manifiesta que “alguien dijo que estamos hechos del mismo material que los sueños. Yo creo que estamos hechos del mismo material que las películas”— hace toda una declaración de principios que va a definir el eje argumental de la historia. Porque —como en la inolvidable Cinema Paradiso de Giuseppe Tornatore— el amor por el cine modula toda la acción. Aquí de nuevo, esta pasión está representada por un edificio que acaba siendo el centro neurálgico del entretenimiento de todo el pueblecito y en el que se dan cita tanto las personas más humildes como las adineradas de este microcosmos de la Pampa norteña. En ambos filmes se pone de manifiesto la importante incidencia del nuevo medio audiovisual en estas sociedades rurales que viven ancladas en el tiempo, olvidadas de la mano de Dios. Scherfig con sus imágenes —en la espléndida fotografía de Daniel Aranyó a la que acompaña la música eficaz de Fernando Velázquez— crea una poética de la dureza y del desarraigo con tintes de realismo mágico —heredera de la buena literatura latinoamericana— a través de unos personajes que por momentos se nos van metiendo en el alma. La película, como la novela, encierra un homenaje al arte de la palabra, al tiempo que traza la semblanza de aquellos cines de pueblo en sus tiempos de esplendor y decadencia.
Las estrecheces económicas de la familia de María Margarita —como la de muchos de sus convecinos— no les permitirá, sin embargo, la posibilidad de pagarse una entrada de cine a todos. De este modo, será la niña la que por elección familiar —dadas sus grandes dotes expresivas— se convierta en la contadora de películas oficial del Reino (“movie teller”). Cuando al poblado llega una de Marilyn Monroe, de Kirk Douglas o de Charlton Heston, en el hogar de la niña se ahorran las monedas precisas para una entrada y la mandan a ella a verla. La época dorada de la Fábrica de Sueños —a través de películas ya clásicas como El apartamento, El hombre que mató a Liberty Valance, Los diez mandamientos, Senderos de gloria o Espartaco— le ofrece a la avispada chiquilla un rico material para dar lo mejor de sí misma en sus “puestas en escena”. Muy interesante es, pues, la relación entre el Séptimo Arte y el teatro en esta traslación de los fotogramas en movimiento a la palabra que la espectadora hace a través de sus intensos monólogos: Lo que no solo es un hermoso homenaje al cine sino también un canto al arte de la interpretación, por medio del juego de contar historias (llamado también storytelling). Siguiendo la tradición (sin conocerla) de los antiguos comentaristas, explicadores o intérpretes de las películas mudas —eso sí, sin música y sin imágenes— la protagonista se ayudará de la magia de la voz —Sherezade rediviva donde las haya, que también quiere salvar su vida— y del improvisado atrezo doméstico (que es capaz de reunir) para encandilar al auditorio con la historia que acaba de ver en la gran pantalla. Debido a su talento especial para contar lo que ha visto —como si fuera “en tecnicolor y cinemascope”, como Rivera Letelier escribe en la novela—, al poco tiempo todo un público ansioso la espera tras cada nueva proyección.
El núcleo familiar de María Margarita está constituido por seis miembros —todos ellos con nombres que empiezan por “M” por la fascinación que esta letra ejerce sobre Medardo, el cabeza de familia— con tres hijos varones y la madre, la soñadora María Magnolia que les abandonará, en pos de sus sueños, cuando su marido sufra un accidente laboral que le deje inválido. Desde ese momento, la niña gracias a su don proverbial será tanto el sostén económico como emocional de la familia. A pesar de la ayuda del antiguo capataz de Medardo para que conserven la casa que pertenece a la compañía salitrera —en la que también acabará metiendo al mayor de los hijos, que se acabará metiendo en la lucha sindical—, la niña deberá aguzar el ingenio para conseguir sacar adelante a su padre y a sus hermanos. Cuando llegue a la adolescencia, en la que ya se dedica a contar películas a domicilio, en una de esas visitas a la casa del prestamista don Nolasco (nombre que —dado que empieza por “N”— marca simbólicamente la inferioridad moral del personaje) este abusa de ella por lo que Mariano, uno de los hermanos de la chica ultrajada, lo asesina. La llegada de la televisión precipita el proceso de descomposición de ese mundo rural que finalmente sucumbe de forma abrupta ante la llegada de Pinochet y sus militarotes asesinos que acaban con la democracia de Salvador Allende.
Comedia dramática, llena de intensos momentos, con unas imágenes que tienen algo de los grandes espacios sublimes de los épicos westerns que la protagonista les/nos cuenta, con actores en estado de gracia como las dos María Margarita, a cargo de las actrices chilenas: la niña Sara Becker y la adolescente Alondra Valenzuela, y el matrimonio formado por la bella Bérénice Bejo (María Mónica) y por el depauperado Antonio de la Torre (Medardo), el delegado europeo Daniel Brühl —el más flojo del casting en su caracterización un tanto plana de Nansen, nombre que también empieza por “N”—.
En fin, una película que hay que aplaudir y que, habida cuenta de la emotividad de su trama y sus personajes, ha dado pie a Contracorriente Films a poner en marcha un curioso Concurso de contadores de películas —primero en su género— dirigido a niños y niñas entre cinco y doce años de todo el Estado —los trabajos han sido realizados en todas sus lenguas— que ha evaluado un jurado de expertos, entre miembros de la Academia de Cine, periodistas, escritores y profesionales de la comunidad educativa (del que ha tenido el honor de formar parte el que esto escribe).
A pesar de la originalidad de este concurso infantil —se han anunciado sus ganadores coincidiendo con el estreno de la película— no esperen a que sus amistades les cuenten la película. Vayan a verla. No se arrepentirán. No se priven del placer de disfrutarla con sus propios ojos y los latidos de su corazón.
Ficha técnica y artística
Título original: La contadora de películas
Año: 2023
Duración: 116 min.
País: España
Dirección: Lone Scherfig
Guion: Walter Salles, Rafa Russo, Isabel Coixet (basado en la novela homónima de Hernán Rivera Letelier).
Reparto: Bérénice Bejo (María Magnolia, la madre), Daniel Brühl (Nansen), Sara Becker (María Margarita niña), Antonio de la Torre (Medardo, el padre), Alondra Valenzuela (María Margarita adolescente), Max Salgado (Mauricio), José Soza (el prestamista don Nolasco), Mario Horton (Aurelio).
Música: Fernando Velázquez
Fotografía: Daniel Aranyó
Coproducción España-Chile-Francia. A Contracorriente Films, Selenium Films y Altiro Films.
Premios del Primer Concurso de Contadores y Contadoras de Películas
1º Premio: @diegogp_hache https://www.instagram.com/reel/CupfVj7rPK3/ por su relato de La Vida es Bella
2º Premio: @carlos_angel_83 https://www.instagram.com/reel/CxT07lEMBq1/ por su relato de Indiana Jones
3º Premio: @martialcarria https://www.instagram.com/reel/CwtEbKJrMjE/ por su relato de Brave
Premio del Público: silvia.diazgalan.5 https://www.instagram.com/reel/CxqwnA6sHcl/ por su relato de Megalodon 2