Amo las cosas que nunca tuve Con las otras que ya no tengo; Gabriela Mistral
Decir Jenny Marx es nombrar a una mujer decidida, valiente y luchadora. Hoy, pocos la recuerdan. Hija mayor de Karl Marx y de Jenny von Westphalen, fue educada de un modo libre, es decir, tuvo acceso a una formación que estaba entonces vedada a las niñas. Desde muy joven tuvo una conciencia clara de sus derechos y, sobre todo, de aquello por lo que merecía la pena luchar. Periodista, profesora de francés y alemán, tuvo una actitud militante y estuvo siempre al lado de los desfavorecidos y contra los opresores.
Puede afirmarse que fue una proto-feminista que reivindicó los derechos de la mujer aunque el movimiento feminista apenas la menciona.
Lo primero que me llamó la atención es que nació un 1 de mayo de 1844. Nacer el primero de mayo debe imprimir carácter. ¡Hermoso día para ver la luz! Día del trabajo. Día de las reivindicaciones del movimiento obrero. Día de lucha y esperanza.
Estaba dotada de exquisita sensibilidad y de una gran fuerza interior para oponerse a cuanto envilece e impide alcanzar la dignidad humana. En sus artículos periodísticos trató, sobre todo, el problema irlandés, que es tanto como decir la acción violenta y la brutal represión que sufrieron quienes defendían sus derechos por parte de los terratenientes irlandeses y del ejército y la policía inglesa.
Algunos de sus artículos, publicados en el periódico La Marseillese, llevan títulos tan expresivos como: HAY JUDAS QUE NO USAN ANTEOJOS, CÓMO SON TRATADOS LOS PRISIONEROS FENIANOS, (como se denominaba a los nacionalistas irlandeses que se oponían al dominio británico de Irlanda) o LA CARTA DE O’DONOVAN, donde denuncia las torturas que se infringían a los prisioneros. Corría el año 1870, cuando escribió estos textos. Jennychen se vio obligada a firmarlos como J. Williams, es decir, un pseudónimo masculino, otra prueba de la invisibilidad de la mujer. Eran tiempos oscuros. Estaba aun lejos la presencia política de la mujer.
Por estas y otras causas Jenny Marx, es una adelantada de la lucha por la igualdad y por la dignidad. Una gris niebla vespertina en forma de prejuicios sociales, impedía que las mujeres tuvieran acceso a derechos democráticos esenciales. No olvidemos, que el movimiento sufragista que tuvo en Gran Bretaña episodios destacados, es posterior. Por tanto, las mujeres vivían en una especie de clandestinidad política y estaban lejos de superar el muro de miedo y represión que las mantenía atenazadas. Los comportamientos sociales establecidos, las asfixiaban pero supieron rebelarse. Eran fuertes aunque tuvieron que pagar dolorosos tributos en forma de soledad e incomprensión.
Puede decirse que mujeres como Jenny Marx, estaban llenas de confianza, creían en sí mismas y reivindicaban su derecho a la igualdad y a poder manifestar sus proyectos, sus inquietudes y su creatividad. Tuvieron en contra a los conservadores, a muchos que se decían progresistas, a los leguleyos y a los cobardes que practicaban el ‘arte de mirar para otro lado’.
En esa lucha sorda quienes no estaban dispuestos a ceder en su dominio, con el apoyo de los clérigos de todas las iglesias, llegaron a la conclusión de que había que crear un clima hostil y si hacía falta mentir, se recurría a la mentira… y si hacía falta golpear, se golpeaba. Era una contienda entre quienes pretendían liberarse de lo que humilla y ata y quienes se oponen, férreamente, a toda forma de progreso. Las convenciones sociales no dejan de ser cadenas invisibles que ejercen un fuerte control.
Murió joven, un cáncer acabó con su vida cuando tan sólo contaba treinta y ocho años. Se casó con Charles Longuet, un activista que utilizó, frecuentemente, la prensa como vehículo para expresar sus ideas. Un hijo del matrimonio llegó a ser un líder destacado del Partido Socialista francés.
Es sencillamente incomprensible el olvido y la falta de interés por los datos biográficos de Karl Marx y su entorno familiar. La familia Marx tuvo que hacer frente a grandes dificultades, a estrecheces económicas, a situaciones trágicas. Dos de sus hijas se suicidaron y la mayor, a quien dedicamos este artículo, murió, como hemos comentado, siendo aun joven.
El bicentenario del nacimiento de Karl Marx tampoco ha suscitado un excesivo interés por indagar sobre estos asuntos. Es incomprensible que, a estas alturas, no resulte accesible la correspondencia que los miembros de la familia y sus amigos sostuvieron durante un periodo prolongado de más de cinco décadas. Muchos de estos documentos permanecieron custodiados en Moscú, mas ya es momento de que salgan a la luz. Los datos personales, las relaciones familiares y los sentimientos son muy útiles para entender, en medio de qué clima escribió Karl Marx sus obras, y en qué ambiente crecieron y se desarrollaron sus hijas.
La saga de los Marx fue brillante, apasionada y combativa. Quizás la menos conocida sea Jenny Longuet cuya vida e ideas no sólo son interesantes sino muy ilustrativas. A lo largo de su existencia dieron muestra de una enorme capacidad de sacrificio, lo que no les impidió apoyar, hasta la extenuación, ideas emancipatorias.
Una de las vertientes más interesantes de Karl Marx fue la periodística. Lo que no se ha comentado, en absoluto, es que la continuadora de esta faceta fue su hija Jennychen. En sus artículos de denuncia contra las torturas y la represión que tenían lugar en Irlanda y contra la hipocresía y doblez de personajes astutos pero un tanto siniestros, como Williams Gladstone, pese a tratarse de un político liberal.
Se puede advertir en sus escritos una sinceridad, un nervio y una enorme capacidad de indignación ante la injusticia que hace que la podamos considerar digna hija de su padre.
Parece que con el rumbo errático que sigue, en nuestros días la globalización, los análisis del Viejo de Treveris se muestran, en no pocos aspectos, certeros y necesitan ser repensados. Por ejemplo, en lo concerniente a sus meditados textos sobre la paulatina debilidad del capitalismo. No podemos sino corroborar que el diagnóstico fue certero. ¡Quién se atreve a hablar ahora del Fin de la Historia!
Es apasionante que las mujeres que rodearon a Marx y, Jennychen a este respecto es paradigmática, supieron rebelarse contra el papel secundario que la sociedad les había asignado y con valor, energía e inteligencia enfrentarse a ese techo de cristal… y abrir caminos hacia la igualdad que después siguieron otras muchas.
Quizás, por eso, me sigue sorprendiendo que no se le reconozcan sus méritos y que activistas como Jennychen no sean objeto de mayor interés y reflexión. De aspecto frágil, destacaba por un carácter fuerte y decidido. El hecho de que quisiera colaborar con la prensa socialista denunciando torturas, injusticias y atentados a la dignidad humana, le proporciona un halo de grandeza.
En cierto modo Jenny Marx es un entrañable personaje intrahistórico. No fue protagonista de grandes hechos, pero ella y otras muchas posibilitaron con su esfuerzo y su ejemplo, cambios de envergadura que tendrían lugar algunas décadas después.
Cuando se analizan los antecedentes de la lucha de la mujer por su emancipación, creo que debería existir un mayor espacio para militantes abnegadas en pro de la igualdad de derechos. Jenny Marx, fue precursora de reivindicaciones políticas, sociales y económicas que sirvieron para… golpear el muro de intransigencia existente y abrir los primeros resquicios por los que penetraron estas ideas innovadoras.
Creo que Jenny Marx tiene el suficiente atractivo e importancia para que se le preste, sin duda, una mayor atención… lo que nos ayudará a comprender el punto de partida de la lucha de las mujeres por alcanzar la libertad, la igualdad, la independencia y el derecho a ser ellas mismas.