noviembre de 2024 - VIII Año

Afirmaciones gratuitas y otras elipsis en política

Congreso de los Diputados. Imagen: rtve

La política de banderías exige reservarse la posición de bondad –yo estoy bien: sé lo que hago; pretendo tu bienestar y, secundariamente, el mío- mientras se proyecta sobre el otro, el “tú”, todo tipo de maldades e insuficiencias –tú estás mal: no sabes lo que conviene, eres bisoño y sólo das palos a ciegas-. En consecuencia, sólo cabe confiar en mi bonhomía y excelencia. Todo lo demás son engaños para engatusar a mindangos.

Esta división maniquea del mundo es una distopía, la mayor división posible de la sociedad entre buenos y malos, que sólo puede fomentar el odio y el enfrentamiento entre los dos bandos: quienes asumen la posesión del bien y quienes reciben la proyección de ser el mal. No hay término medio, ni zona templada. O estás conmigo, o contra mí. Así andamos desde el Pacto del Tinel…, o desde antes.

Este maniqueísmo es reversible. Quiero decir que va en un sentido, de izquierda a derecha y, miméticamente, en su contrario, aunque sólo sirve para escindir a la sociedad, imposibilitando que pueda reconciliarse consigo misma y encontrar la síntesis dialéctica. La izquierda no cesa de alentar la saña fratricida de la pasada guerra civil, ocurrida en la primera mitad del pasado siglo, mientras la derecha sólo tiene presentimientos de alevosía criminal en el porvenir inmediato. Ambas operan desde la posición yo estoy bien / tú estás mal, contribuyen a la escisión esquizoide de la sociedad, mientras el raciocinio, la cordura, o si quieren el seny, quedan soterrados, cada día a mayor profundidad.

Y, no. Esta es una posición de prepotencia, propia de engreídos, más o menos fatuos, dispuestos a afirmarse a sí mismos sin pudor alguno y silenciar sus inconsistencias y oquedades, por si requiriesen, no ya humildad, simple sinceridad. Un hombre que quiera hacer profesión de bueno siempre y en todos los asuntos puede buscar su propia ruina, dejó dicho Maquiavelo.

Paradójicamente, la posición yo estoy bien / tú estás mal constituye la proclamación de una trampa inmensa, que exige fe sin fisuras en la grandeza del amado líder, mientras se taladra la autoestima del adversario hasta su depreciación absoluta. Hay que minar la seguridad en sí mismo de quienes se alojan detrás del pronombre “”.

Hoy, en España, el amado líder en funciones, que ha llevado dieciséis coches de escolta a la cumbre de Granada, dice encaminarse a generar un “gobierno de progreso”, junto a partidos nacional-separatistas. Esto es, junto a agrupaciones atávicas, imbuidas de sentimientos narcisistas e insolidarios, propios de la época post-romántica y de perdedores de las guerras carlistas. Estos, como quiera que el abrazo de Vergara les resultó rentable, repitieron las intentonas cuatro veces y siguen recurriendo al gambito una y otra vez…, y tienen éxito. Quiero decir, siempre tienen esparteros, o falsos doctores, a los que engañar.

La paradoja moderna consiste en que el doctor y amado líder de izquierda pretende un gobierno de progreso con fuerzas retrógradas; xenófobas como buenos hijos de Sabino Arana; irracionales empeñadas en ir a contracorriente de la Historia; capaces de negar su propia historia, su sociología y su cultura, con tal de medrar. De hecho, un jubilado vasco, de media, ya cobra 700€ más que cualquier jubilado del resto de España…¡viva el concierto!

El doctor y amado líder no ganó las elecciones, pero, desde la posición de “yo estoy bien” se ha encaramado en la cúspide de una imposible e inexistente mayoría de progreso”, donde van a cohabitar prófugos de la justicia, terroristas y sus sucesores, ideólogos de la estirpe de Sabino Arana, de los de Dios, Fueros y Leyes Viejas, junto a los de extrema izquierda de puño cerrado amenazador, animalistas y feministas en éxtasis violeta. En definitiva, un batiburrillo incomestible por repugnante, no potable por vitriólico, e indigerible por absurdo. El denominador común es el medro, que la coherencia forma parte de la elipsis.

El ganador de las elecciones había propuesto seis pactos de Estado a negociar, se puso razonable para realizar una legislatura corta que permitiera la realización de los mismos, antes de repetir las elecciones. Desde la posición “yo estoy bien /  tú estás mal” no se admite que “tú” puedas tener ideas y mucho menos avenirme a discutirlas contigo, aunque detrás tengas once millones de españoles. A buen seguro, tus seguidores y votantes son parásitos de ideas ultra, irracionales, negativos, machistas y xenófobos. La proyección psicológica es capaz de crear despojos humanos, por doquier.

Los turiferarios del doctor y amado líder no cesan de exaltar la transfiguración del mismo. Vienen contagiados de entusiasmo, después de asistir al último mitin en el que el doctor les ha leído su catecismo. Su figura se presenta allanada, vestida de obrero, con pantalón y camisa de vaquero, sencilla, cercana y rodeada de incondicionales.  Los aplausos y aclamaciones de la masa enardecida y exaltada han hecho el resto: “Somos los salvadores de la Nación”, han concluido con humildad de aedos, inspirados por la divinidad, porque el PSOE está dispuesto al acuerdo, no va a reabrir enfrentamientos, ni a contribuir a la discordia (sic). La negación, es una afirmación, dice la psicología… Además, estas afirmaciones son falsas, a la luz de la trayectoria de la legislatura anterior (ley de memoria democrática, desentierro de momias, etc.) y de las disensiones generadas en el propio PSOE.

Dicen los voceros del doctor y amado líder, desde su posición suprema, que los otros, el “tú”,  hacen uso espurio de las instituciones. Será de las instituciones que aún no son propiedad privada del PSOE. Es decir, la Jefatura del Estado, el Banco de España (que está al caer), y el Consejo General del Poder Judicial, castrado en sus atribuciones mediante decreto, por díscolo. El resto de contrapesos del poder son de dominio absoluto del PSOE, funcionan, como dijera Pio XII hablando de los cruzados de Cristo Rey, tanquam acies ordinata. Los órganos del Estado ahora no son contrapeso de nada; son un ejército en formación a las órdenes del amo. Si hubiera triunfado el candidato del PP,  habrían constituido una oposición frontal a la labor de gobierno, Este no es uso espurio, es la apropiación indebida, el avasallamiento, la ocupación del Estado para que sólo puedan respirar quienes comulguen con el doctor y amado líder.

Entre las elipsis está el pasado reciente, o pasado continuo que sufrimos. El sentido maniqueo se ha llevado a rastras a la convivencia, bajo el epígrafe “Sólo sí es sí” y ¡Viva la tautología!. El resultado de tal dialéctica es que cada vez mueren más mujeres, víctimas de la vesania procurada desde el banco azul. Esto es un hecho, en el presente. La ideología, señora Montero,  no educa, adoctrina o reprime, y así únicamente se va al desastre. Esto debieran saberlo las psicólogas del banco azul, que debieron estudiar psicología social: problemas de la anomia, análisis del conflicto, las actitudes y su cambio, dinámica de los grupos, psicología de las masas, etc. Es extenso el programa de la psicología social. Pero, no; quienes ya están bien no pueden aprender nada de nadie, salvo de sí mismos. Por eso, dan lecciones sobre todo y lo resuelven todo con leyes propuestas por los grupos parlamentarios, que no demandan informes técnicos, o mediante decretos leyes que sólo exigen decir amén. Obras son amores.

La ley Celáa da lugar a un analfabetismo real que viene imbuido de voracidad de pretensiones: a menos saber, más derechos. Vendrán, ya están ahí, masas anti-sistema a destruir escaparates y entrar a saco para apropiarse de lo ajeno, destruir proyectos de gente honrada y quedar impunes bajo el pasamontaña, la coartada de la protesta ante la pasividad policial, maniatada por las leyes que emanan del banco azul. Es lo que también ocurre con la ocupación de viviendas con la lenidad de los poderes públicos. Son los resultados de destruir el esfuerzo, desacreditar el mérito como valor facha y desertizar el cerebro. Estos son hechos no contestables. Se pasa de curso con suspensos.

En el campo de las elipsis del futuro, de momento, está la amnistía y los referenda que se harán por barrios, para que no tengan carácter universal, sin dejar de serlo. De ello no hay que hablar, para no despertar alarmas. Despacito, en silencio, edulcorando el relato para que resulte más tragable, de a poquitos… Esto también es un hecho en el presente, en el aquí y ahora.

La posición yo estoy bien / tú estás mal se resuelve mediante cargas de saber y conocimientos que empiezan por saber mirar hacia atrás y hacia adelante, según recomendaba Homero. Al saber, hay que añadir la justicia, la equiparación entre los ciudadanos, que no se conseguirá duplicando los abrazos de Vergara de marras. La moderación de ánimo del líder es capaz de integrar planteamientos contrapuestos; la buena gestión del poder se hace sobre el consenso de los súbditos, que hay que prevenir y proteger. El gobernante es el alma del pueblo gobernado, nunca el amo que dispone a capricho de sus recursos. El bienestar ha de ser de todos, según la fórmula yo gano / tú ganas /ellos ganan.

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Archivo Entreletras

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