Nacido en Buenos Aires (Argentina), Emilio González Martínez reside en España desde 1977. Psicólogo, poeta y psicoanalista, es autor de los poemarios ‘El otro nombre’ (1986), ‘Tragaluces’ (1991), ‘Talleres de poesía’ (1995, en colaboración), ‘Hojas debidas’ (2001), ‘Escoba de quince’ (2015) y ‘Palabrando’ (2018).
Asimismo, ha publicado diversos ensayos relacionados con la psicología y el psicoanálisis: ‘Inconsciente como Lenguaje. Del signo en Saussure al significante en Lacan’ (1987); ‘Psicoanálisis de la angustia’ (1994); ‘Moral y ética en psicoanálisis’ (2005), ‘La vida cotidiana al diván’ (2007); ‘El deseo en la vida cotidiana. La ética del Psicoanálisis’ (2007); ‘La sexualidad y el poder desde el psicoanálisis’ (2009) y ‘Nuestras cosas de todos los días’ (2010). Ha colaborado en los libros ‘Neurosis, Perversión y Grupalidad’ (1994) ‘Medicina Psicosomática’ (1996) y ‘Vigencia de Sigmund Freud. La transferencia’ (1998).
Entreletras ha conversado con el poeta…
-¿Qué significa ser poeta hoy para Emilio González Martínez?
-Parafraseando a la gran poeta polaca Wislawa Szymborska en su discurso de aceptación del Nobel de 1996, poeta, hoy más que nunca, es quien es capaz de amar y sostenerse en ese amor a dos pequeñas palabras: ‘no sé’. Esto lo diferencia de los más diversos dictadores, fanáticos o demagogos, que luchan por el poder con ayuda de unas pocas consignas, pero repetidas a gritos. Ellos ‘saben’ y lo que saben les basta de una vez para siempre, cuando cualquier saber que no provoca nuevas preguntas se convierte muy pronto en algo muerto, pierde la temperatura que propicia la vida. Sea que ha escrito un poema buscando una respuesta o bien tratando de formular una pregunta, el poeta vuelve a ser atravesado por esas dos pequeñas palabras: ‘no sé’. Pequeñas pero con potentes motores que ensanchan horizontes hacia territorios dentro de nosotros mismos y hacia extensiones de las que cuelga -temblando, minúscula- nuestra menguada tierra.
-¿Qué temáticas o elementos más relevantes destacaría de la obra poética que ha publicado hasta la fecha?
-En cuanto a las temáticas no hay en esa obra originalidad alguna, quiero decir que el amor, la belleza, el tiempo, la vida mortal, el dolor, la sexualidad, la justicia, son asuntos trabajados por la mayoría de los poetas y que requieren más un despliegue que una respuesta apresurada. Recordando la advertencia de Alberti sobre que por ser oscuro no se es mejor poeta, pero por ser claro tampoco, te diría que en todo caso si hubiera algo de singularidad, habría que buscarla en el enfoque o en las vicisitudes del proceso creativo. Lo que si he intentado siempre -con mayor o menor fortuna- es una búsqueda de la sencillez expresiva, huyendo del simplismo tanto como del engolamiento.
-Cuando uno se interna en la lectura de sus poemas, se observa como la experiencia vital atesorada a lo largo de los años tiene un peso fundamental en su poesía…
-Así es, creo que la experiencia vital es la materia prima básica con la que contamos todos por igual si en esa experiencia se incluyen todas las lecturas que cada autor haya realizado. ‘Masticar’ las vivencias personales para que puedan transformarse en experiencias poéticas me parece una de las más difíciles y gozosas tareas a la que debe dedicarse todo aquel que -algún día- aspire a llamarse poeta.
-Dígame, ¿qué autores o autoras, poetas o no, han ejercido más influencia en usted a la hora de construir su producción poética?
-Mi particular puerta de entrada al universo poético se compuso de dos libros que puso en mis manos un compañero de estudios alrededor de mis trece años: ‘Romancero gitano’ de Lorca y ‘Residencia en la tierra’ de Neruda. Fue tal la sorpresa y la fascinación que me invadió con aquellas germinales lecturas que ya no pude parar de comprar otros libros de estos poetas y luego fueron llegando a mi otros significados vecinos del barrio de los versos como Alfonsina Storni, César Vallejo, Octavio Paz, Pedro Salinas, Gabriela Mistral, Oliverio Girondo. Más adelante, cuando comencé la carrera de Psicología y, casi al mismo tiempo, mi formación en Psicoanálisis, llegaron los surrealistas poniendo al rojo vivo las combinatorias. En cuanto a las influencias de lecturas no poéticas, debo nombrar, en primer lugar, esa inmensa metáfora sobre nuestro íntimo extranjero que compuso Freud, los magníficos ensayos de Gastón Bachelard sobre el tiempo y los espacios y, por supuesto, novelistas como Faulkner, Cervantes, Dostoievski, Shakespeare y tantos otros. A partir de mi llegada a España en 1977 tuve la oportunidad de conocer la preclara belleza de Lope, Garcilaso, Quevedo y también los grandes poetas españoles del siglo XX.
-Como psicólogo y psicoanalista, actividad que ejerce en su día a día, ¿existe alguna interrelación entre este quehacer profesional y los versos que escribe el Emilio González Martínez poeta?
-Sería imposible que no existiera esa relación, dado que el contacto diario con las infinitas maneras de sufrir y gozar del ser humano descubiertas tanto en mi análisis personal, como en mi trabajo con pacientes, parejas y familias me ha proporcionado material que, a veces, he conseguido poetizar hasta hacer desaparecer lo anecdótico para que sólo quede -como quería Dylan Thomas- su bárbaro estruendo.
-Usted es un autor que ha publicado ya seis títulos en poesía y tiene una importante trayectoria como poeta. Tras su último poemario ‘Palabrando’, ¿hacia dónde se encamina ahora su poesía?
-Francamente no lo sé, lo que si debo confesar es que me encantaría escribir versos largos y que se sostengan como se puede apreciar en la obra de Olga Orozco. También me gustaría que en mis poemas anidara esa mirada cinematográfica que he podido leer en la poesía de Jacques Prévert. Pero por sobre todo deseo mejorar mi escritura, reducir al mínimo las redundancias (tan útiles en los ensayos), aclarar mi voz para entregársela pura a los poemas cuando me toque leer.
-Se dice que la poesía está recuperando posiciones entre el público lector, aunque los libros de poesía no suelen estar en las librerías (las pocas que van quedando) junto a los best-seller. ¿Cómo observa el futuro de nuestra poesía?
-Si los libros de poesía estuvieran junto a los best-seller creo que sospecharía de la autenticidad del aliento poético de esos libros. La poesía siempre ha estado y estará en crisis entre un librero compungido gimiendo: ‘la poesía no se vende’ y un poeta en pie y con el puño en alto clamando: ‘¡¡la poesía no se vende!!’.
-Usted ha estado este año en Buenos Aires presentando su obra poética, leyendo sus versos… ¿Cómo valora esta experiencia? ¿Qué percepciones ha traído de regreso?
-La presentación en Buenos Aires fue un baño emocional por varias razones, una es que el acto fue amorosamente organizado por dos amigas y colegas (en el psicoanálisis y en la poesía), otra se refiere a que entre el público que llenó la sala, además de gente a quien no conocía, se encontraban viejos amigos y amigas, compañeros de estudios, familiares, algo así como representantes de casi todas las épocas de los 32 años de mi vida en mi ciudad natal, antes de que la dictadura criminal me ‘invitara’ a dejar el país. La otra razón radica en que, si bien había presentado en Buenos Aires alguno de mis ensayos, era la primera vez que presentaba un libro de poesía y esto me conmovió las entrañas.
-También ha cultivado el ensayo, siendo autor de destacados libros relacionados con su trayectoria como psicólogo y psicoanalista. En este sentido, ¿ha pensado en algún momento compaginar la poesía con la prosa creativa o la narración?
-Si, no solo lo he pensado, sino que estoy juntando poemas, narraciones y escritos ideológicos que, por alguna razón, no entraron en la composición de los poemarios y ensayos ya publicados y que conforman un proyecto de libro apenas clasificable y que se llamaría -en caso de encontrar editor para semejante despropósito- ‘Sobre el paciente que más me preocupa’.
-Para finalizar, es de rigor preguntarle por los proyectos literarios que actualmente tiene sobre su mesa de trabajo. ¿Hay algún poemario nuevo en camino?
-He escrito últimamente algunos poemas que quizás vayan a conformar un nuevo poemario, pero en la actualidad estoy embarcado en hacer frente a la propuesta editorial de publicar un libro que reúna mi producción poética publicada desde 1986 hasta la fecha.