Por Juan Esparza.-
En 1601 la Corte de Felipe III se estableció en Valladolid. Durante su estancia en la capital castellana, Cervantes iniciaría los trámites para la publicación del Quijote recurriendo al librero Francisco de Robles
Cervantes, según relatan sus biógrafos, vivió en Valladolid dos veces. La primera entre 1551 y 1553, siendo un niño de corta edad, y la segunda cuando contaba con 57 años, un hombre anciano para la época, de 1603 a 1606. La primera vez que estuvo en Valladolid llegó con sus padres, Rodrigo Cervantes y Leonor de Cortina, y sus cinco hermanos. Entonces vivió en una casa situada en la denominada Acera de Sancti Spiritus (hoy Paseo de Zorrilla), próxima al monasterio del mismo nombre, situado enfrente del convento del Carmen Calzado y muy alejada del centro.
En 1601 la Corte de Felipe III se estableció en Valladolid. El escritor se mudó entonces a Valladolid con sus hermanas Andrea y Magdalena, su hija Isabel, su sobrina Constanza y la criada María de Ceballos. Cervantes vivió en el primer piso de una casa de nueva pero modesta, a las afueras de la ciudad, en el Rastro de los Carneros cerca del río Esgueva.
Durante estos años en Valladolid, Cervantes iniciaría los trámites para la publicación del Quijote, recurriendo al librero alcalaíno Francisco de Robles, establecido en 1601 en la calle de La Librería de Valladolid, para que lo presentara al Consejo de Castilla y obtuviese privilegio de impresión. Francisco de Robles remitió el original a Juan de la Cuesta para su impresión. Los primeros ejemplares del Quijote se pusieron la venta a principios de 1605 en las librerías que Robles tenía en Valladolid y Madrid.
La noche del 27 de junio de 1605 tuvo lugar un episodio aciago en la vida de Cervantes. Cerca de la vivienda de Cervantes, don Gaspar de Ezpeleta, caballero de la Orden de Santiago, fue gravemente herido por un desconocido embozado, y murió dos días más tarde. De las averiguaciones que se siguieron se desprendió que dicho caballero pidió auxilio y fue socorrido por los vecinos, entre ellos Miguel de Cervantes. El alcalde detuvo a varios de ellos, entre los que se encontraba el escritor. Una vez esclarecido el suceso, Cervantes y el resto de los vecinos fueron puestos en libertad. Este proceso fue descubierto a finales del siglo XVIII, facilitando la identificación de la casa en la que había vivido el escritor.
Cervantes todavía residía en Valladolid el 7 de noviembre de 1605 y no se sabe exactamente cuando abandonó la ciudad. El 4 de marzo de 1606 los Reyes volvieron a Madrid. Se supone que Cervantes se dirigió a Toledo, donde en 1606 escribe ‘La Ilustre fregona’, pero en el otoño de aquel mismo año la familia Cervantes ya vivía en Madrid.
La casa de la calle del Rastro Nuevo pasó por distintos propietarios, hasta que en 1866 el cervantista José Santa María de Hita la reconoció como la casa de Cervantes. El Ayuntamiento colocó entonces una placa con la leyenda ‘Aquí vivió Cervantes’.
En 1872, un grupo de escritores acordó fundar en la casa un Ateneo literario que duró poco y en 1875 el cervantista Mariano Pérez Mínguez la decoró con muebles y objetos de época. Surgió así el proyecto de dedicar un museo permanente a Cervantes, gestionado por una entidad denominada ‘Sociedad: la casa de Cervantes de Valladolid’.
Fue el segundo Marqués de la Vega Inclán, don Benigno Vega Inclán y Flaquer, quien salvaría la casa del estado ruinoso en que se encontraba en 1912. Este prohombre vallisoletano convenció al rey Alfonso XII y al hispanista norteamericano Mr. Archer Milton Huntigton para que adquirieran con su dinero la casa número 14 y las de los números 12 y 16. Tas las obras de remodelación, en 1915 el rey Alfonso XIII donó la casa al Estado y lo mismo hizo Mr. Huntington con las otras casas de su propiedad. En 1916 se abrió al público la Biblioteca Popular Cervantina dotada con libros de la Biblioteca Nacional y una generosa donación del marqués de cuatro mil ejemplares. En 1948 tras el legado al Estado de las Fundaciones y donaciones del marqués de la Vega Inclán, se abre el Museo dedicado a Miguel de Cervantes.
En 1958 la Casa de Cervantes se declaró Monumento Histórico Artístico. La Casa-Museo, tal y como podemos verla hoy, se inauguró en 2005. Actualmente este Museo Casa de Cervantes, sito en la calle del Rastro, depende del Ministerio de Cultura.
La casa, en una de cuyas plantas habitó Miguel de Cervantes durante su segunda estancia vallisoletana, pertenecía a un conjunto de cinco edificios, construidos por Juan de las Navas en 1601. Cada vivienda se compone de planta baja, principal, segunda y buhardilla. Su fachada delantera ofrece una construcción sencilla y coincide con el modelo habitual de fachada establecido en Valladolid desde el siglo XVI. En su tejado se abren huecos abuhardillados. La fachada posterior de la casa repite la misma estructura, pudiéndose acceder a un patio que recuerda la antigua existencia de corrales.
El patio posterior de la vivienda conserva la distribución original del corral, al haberse conservado el muro de separación que la aislaba de las casas vecinas en donde se disponía el habitáculo que los vecinos utilizaban como cocina. En 1918 se desmontó uno de los muros que separaban los patios interiores para colocar en su lugar una portada, procedente de la iglesia del monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla. Un busto de Archer M. Huntington en bronce, firmado en 1958 por la escultora norteamericana Anne Hyatt, esposa del hispanista americano, evoca la memoria de quien promovió con su apoyo la conservación de la vallisoletana Casa de Cervantes.
Saliendo de la biblioteca se llega al zaguán de la casa. En él se halla un pozo, de alto brocal de piedra y de 11 metros de profundidad. En la pared del fondo se exhibe una gran pintura en lienzo que representa La Batalla de Lepanto, obra anónima del siglo XVII, uno de los episodios biográficos de los que se sentía Cervantes más orgulloso, por haber sido aquélla «la más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los presentes ni esperan ver los venideros».
En las habitaciones de Cervantes entramos por una sala que en vida del escritor tendría vistas sobre el ramal sur del río Esgueva, hoy cubierto. En la dispo
sición original de la casa no habría un recibimiento, una estancia de paso en las casas acomodadas. Esta habitación de entrada, la más luminosa de la casa, se usaría para recibir las visitas y trabajar.
Sin embargo, en esta estancia se ha querido conservar el recuerdo del primer montaje de la Casa de Cervantes en 1875, cuando don Mariano Pérez Mínguez la decoró como homenaje al escritor, exponiendo, entre otras cosas, algún autógrafo de Cervantes y ediciones del Quijote. Igualmente, se colocó aquí el Retrato de Felipe III, réplica del que pintó Pedro Antonio Vidal, que recuerda al monarca que trasladó la Corte a Valladolid y bajo cuyo reinado se publicó El Quijote. También la genealogía del apellido Cervantes, la Topographia e Historia General de Argel, (publicada en 1612) que hace mención directa al cautiverio del escritor y una carta facsímil en la que Cervantes da cuenta de su trabajo como recaudador de impuestos.
En esta casa encontraremos habitaciones muy similares a las ya comentadas en la Casa Natal de Alcalá de Henares y con una decoración muy parecida. El estrado de las damas, el aposento, una alcoba, una alcobilla, el comedor (que solo podía encontrarse en las grandes casas) y la cocina, instalada con chimenea y bancos laterales, que no corresponde en realidad a la estructura original de la casa.
