noviembre de 2024 - VIII Año

Karl Korsch: ha vuelto para quedarse

 ... era sólo un fragmento
de la totalidad de su esperanza
Ángel González

foto1¿Quién fue Karl Korsch? [1886-1961] un marxista heterodoxo alemán, rebosante de coraje intelectual y político, cuyo pensamiento crítico cuestionó aspectos de relieve del marxismo leninismo. Su libertad crítica fue fundamental para vivificar e insuflar savia nueva a las ideas marxistas. Como suele ocurrir, pago cara su audacia y durante muchos años fue silenciado. A partir de los años sesenta volvió a reeditarse y desde hace un tiempo ha vuelto, creo, que para quedarse. En este breve ensayo daremos algunas razones por la que está, más que justificado, tener en cuenta sus argumentos y volver a analizar las bases de su pensamiento y sobre todo, la crítica implacable que ejerce sobre un marxismo ortodoxo trufado de positivismo.

Hace años que lo leo con frecuencia. Me interesaron sobre manera, las páginas que le dedica Leszek Kolakowski, en el tomo III (La Crisis), de Las principales corrientes del marxismo, quizás su obra más representativa. A partir de ahí, fui asimilando y anotando con toda atención las ideas contenidas en las principales obras de Karl Korsch: Marxismo y Filosofía, Karl Marx, así como su breve ensayo, ¿Por qué soy marxista? Todas ellas extremadamente rigurosas, lúcidas y demoledoras.

Tuvo una vida azarosa y enormemente activa. Supo defender con honestidad sus opiniones, mostrando sus coincidencias, por ejemplo, con Lukács y, también sus discrepancias con las tesis oficiales, lo que le ocasionó una condena, por parte de Zinóviev, en el V Congreso del Comintern en 1924. Su compromiso queda patente en su militancia en la izquierda del Partido Social Demócrata alemán, primero y, posteriormente en el Partido Comunista. Llegó a ser, por espacio de pocos meses, Ministro de Justicia, en el gobierno revolucionario de Turingia y más tarde miembro del Reichstag en años convulsos.

Cuando el Nacional Socialismo alcanzó el poder, se refugió en Dinamarca, después en Gran Bretaña y finalmente en Estados Unidos donde residió hasta su muerte y donde trabajó en el Instituto Internacional para la investigación social de Nueva York.

Lo que más me interesa de Korsch son las polémicas que sostuvo, con admirable coherencia y tenacidad, así como sus planteamientos innovadores.

foto2Es significativo que se atreva a postular que la revolución alemana fracasó por la falta de preparación de quienes la protagonizaron y por la falta de cuadros y militantes bien formados en el seno de la izquierda.

Es, también, de gran interés su concepción del marxismo ortodoxo al que califica de históricamente anticuado y que necesita una renovación urgente para no momificarse. Lleva a cabo críticas pormenorizadas y bien fundamentadas de verdadero alcance como cuando en su obra ‘Diez tesis’ en una fecha tan temprana como 1950, sostiene, entre otras cosas, anticipando muchas críticas posteriores, que ‘el primer paso que hay que dar para volver a una teoría y a una práctica revolucionaria es romper con la pretensión del marxismo de monopolizar la iniciativa revolucionaria y la dirección teórica y práctica’.

Sus críticas al inmovilismo son implacables así como su defensa de la libertad de crítica. Pone de manifiesto que el positivismo actúa sobre el marxismo como unos grilletes férreos, que le impidan renovarse o cuando considera al marxismo una ‘expresión’ de la lucha de clases y no una ‘ciencia’ como habían sostenido hasta ese momento los seguidores del marxismo-positivismo.

Se muestra partidario de un relativismo epistemológico radical. Es asimismo curioso como en más de un aspecto sus ideas son coincidentes con las del italiano A. Gramsci.

Puede decirse que para Korsch el marxismo es crítico y no positivo. No es, por tanto, ni una ciencia ni una filosofía, sino una crítica teórico-práctica de la sociedad existente y, por lo tanto, es en sí mismo, una praxis dotada de contenido transformador.

Me gusta de él que es un pensador directo. Con una sólida formación y un compromiso con las ideas marxianas y los principios republicanos. No se anda con rodeos ni con tapujos. Las ideas que defiende son acuciantes, meditadas y poderosas. Considera que la teoría marxista en manos de oportunistas está esclerotizándose y perdiendo precisión y validez, que es tanto como decir que se está vulgarizando y corrompiendo.

De Marx –siempre creyó en las ideas marxianas— considera que hay que recuperar ‘El principio de especificación histórica’. Estas y otras argumentaciones ponían de manifiesto las flaquezas y debilidades de los partidos comunistas, que en lugar de polemizar con las posiciones disidentes tomaron el camino fácil de las expulsiones fulminantes y de las ‘purgas’.

foto3Me interesó, no poco, que Korsch fuera el referente de otro ilustre exiliado. Me estoy refiriendo a Bertolt Brecht que elaboró una dramaturgia, inspirada claramente en el marxismo, pero que no se sometía a los rígidos cánones de la ortodoxia. Igualmente, me parece que debe ser destacada, la influencia de Karl Korsch en Félix Weil como se recordará, fundador del Instituto para la Investigación Social, que fue nada menos, que el germen de la Escuela de Frankfurt. Esto da idea de su importancia, de los caminos que abrió y de que su memoria merece ser recordada, pues es importante el haber iniciado una crítica del stalinismo, de sus atrocidades y de su endeblez teórica.

Los planteamientos de Karl Korsch son frescos y pujantes, muy al contrario, los del marxismo ortodoxo o escolástico, se habían acartonado e incluso momificado, probablemente, porque no fueron capaces de insuflarle en su momento savia renovadora y crítica.
Para unos, defendió una concepción nueva del marxismo. Para otros, interpretó o reinterpretó al Marx joven, el caso es que lo consideró como una praxis o crítica teórico-práctica de la sociedad capitalista y sus indicios de decadencia.

Es de una fuerza arrolladora el que se atreva a negar toda suerte de determinismo y de verdades incuestionables e incluso en su proceso renovador tiene en cuenta algunos postulados de pensadores y filósofos libertarios como Proudhon y Bakunin. Si bien estos planteamientos fueron considerados casi como una herejía.

Considera que el marxismo, en su aplicación a las condiciones socio-económicas y políticas de una Rusia atrasada y casi feudal fue sufriendo un proceso de evolución que le hizo pasar de teoría revolucionaria a pura ideología hueca, acomodaticia y al servicio de un partido centralizado y burocratizado.

En su crítica al leninismo y al stalinismo nuevamente Korsch se muestra lúcido y brillante. Desenmascara la estatua de pies de barro de que el Partido Comunista es el único y exclusivo portador de la verdad. No menos convincente es su ataque a los que pretenden convertir al marxismo en una teoría acabada y, por tanto, en una verdad sin matices. Por pura lógica de estas argumentaciones se desprenden otras que pueden ser calificadas de verdaderas falacias como la consideración del Partido como la ‘conciencia de la clase’ o el desarrollo centralista y estatista de la praxis marxista. En definitiva cuestiona, abiertamente, que el marxismo tenga una validez científica.

Reveladora es su nítida oposición a ‘toda forma de determinismo económico’. A la vez que hará hincapié y dará un mayor protagonismo a la lucha de clases, negándose a cualquier consideración teleológica o finalista de la historia. Su aportación de mayor enjundia y calado es que ninguna teoría es una verdad acabada.

introKarl Korsch fue un pensador marxista creativo que, pese a morir prácticamente olvidado, fue recuperado por la New Left años más tarde, e incluso sus ideas fueron utilizadas por algunos círculos que participaron en el mayo francés.

En nuestro país, por esos años, la lucha contra la dictadura a penas dejaba resquicios para las controversias y para llevar a cabo una crítica de aspectos considerados inamovibles y hasta fetiches por una concepción marxista leninista. Había, no obstante, algunas excepciones como la aparición de Karl Korsch o el nacimiento de una época, (Anagrama 1973).

Mi admirado Fernández Buey preparó para esa misma editorial una selección de fragmentos de las obras más representativas de Korsch y, también, de Anton Pannekoek y Paul Mattick… pero existían otras urgencias y otras prioridades, que hacían de debates como estos algo excepcional.

En este 2018 conmemoramos el II Centenario del nacimiento de Karl Marx. La figura del viejo de Tréveris ha sufrido ataques sin cuento y deslegitimaciones permanentes por parte de los neoliberales… sin embargo, ha sobrevivido con una relativa buena salud. Lo que está en crisis es el capitalismo, aunque conocemos su capacidad de adaptación a cualquier situación para continuar, eso sí, su tarea explotadora bajo distintos disfraces como la globalización que lo mismo sirve para justificar un roto que un descosido.

Lo que si esperamos es que la conmemoración del bicentenario de su nacimiento, por parte de la izquierda, no sea ni litúrgica, ni repetitiva, ni mucho menos que se nos quiera presentar un Marx de cartón piedra. Muy al contrario, hay que reivindicar al joven Marx y los planteamientos del marxismo heterodoxo, para abrir nuevas vías y dar savia nueva y energía a un sistema esclerotizado y envejecido.

Quizás la pregunta más pertinente que habría que hacerse, aquí y ahora, es: ¿cómo y en qué pueden ayudarnos las teorías marxianas y sus diversas interpretaciones para repensar este presente incierto que padecemos y a buscar opciones para superar la explotación brutal del ser humano y el camino desenfrenado que sigue el planeta hacia su destrucción por el uso abusivo de tecnologías depredadoras y el olvido del humanismo?

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Archivo Entreletras

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