Francamente, lo que no es clásico, no mola. La historia de nuestra civilización, desde la restauratio imperi hasta el neoclasicismo, pasando por Renacimiento, Ilustración y demás movimientos intelectuales de postín, siempre hemos querido recuperar la idea de Roma, por algo será, porque nos va la dolce vita, por ejemplo. Y metidos en faena clásica, la mitología sigue más presente en nuestras vidas de lo que pensamos; no sólo porque los madrileños de uno u otro signo ofrezcan los triunfos de sus equipos en romerías ante las fuentes de Neptuno o Cibeles, sino porque “tirando del hilo” en muchísimas expresiones, seguimos mentando a los dioses y seres que pueblan las páginas de Ovidio, incluso para salir del laberinto. Es que 2.000 años no es nada…
Ya no creemos en los mitos, pero todavía nos “quedamos de piedra” como si nos hubiera mirado Medusa cuando recibimos, por ejemplo, una carta de Hacienda, y luego resulta además, que está escrita en griego antiguo, vamos que no se entiende nada… también todos sabemos cuál es nuestro “talón de Aquiles” y a veces escuchamos “cantos de sirena” cuando nos quieren convencer de algo, sobre todo en campaña electoral, también algunas veces nos ponemos “hechos un basilisco”, cuando nos enfadamos, o decimos que conseguir hacer tal trámite “ha sido una odisea” o nos “hacemos eco” de una noticia que hemos escuchado… Eco era una ninfa que como iba de lista y de sapientilla, fue condenada por Juno a no poder decir nada original, sino a repetir la última parte de las frases que dijeran los demás…
Además utilizamos estas expresiones tan, pero tan clásicas, en su sentido correcto, porque en el fondo algo sabemos de todos los mitos. Todos sabemos que la música amansa a las fieras, aunque eso era sólo la música de Orfeo, o decimos de alguien que se enamorisca de golpe que ha tenido un flechazo, como si creyéramos en Cupido, o si decimos que alguien está echado la siesta, algún poeta dirá que está en brazos de Morfeo, o cuando vemos el cuarto de nuestros hijos decimos con razón que está hecho un caos, como estaba todo antes de que los olímpicos (los dioses, no los juegos) gobernaran el universo… si alguien persigue algo difícil decimos que persigue una quimera. También decimos que hay miradas que matan, o que tal persona es una arpía, o a veces, cuando se lía parda decimos que allí fue Troya… también conocemos personas narcisistas, enamorados de sí mismos, como le ocurrió a Narciso, por lo que fue condenado a ser una planta que vive en los lagos… viendo su reflejo eternamente, también hay gente que se cree el ombligo del mundo, ombligo que originalmente era una piedra que había en Delfos, en el Oráculo… no hemos cambiado nada, somos tan clásicos que cuando decimos que un taper tiene cierre hermético, utilizamos una palabra que viene de lo inextricables misterios de Hermes, dios padre junto con Afrodita del famoso Hermafrodita, una persona que era hembra y varón a la vez, que eso de los géneros fluidos tampoco es moderno…
Bueno, pues eso, que lo clásico es lo que mola, y los mitos están tan de moda hoy como cuando Venus era mocita…Ave, os saludo…