Editorial Renacimiento, 2017
Luisa Genoveva Carnés Caballero (1905-1964), también conocida por Clarita Montes, fue una escritora y periodista española contemporánea con la Generación del 27, que ha sido recientemente reivindicada cuando se han recuperado sus obras. Fue también militante del PCE. No obstante, la historia contemporánea de la literatura la ha recuperado incluyéndola como parte importante de dicho movimiento literario.
De familia numerosa, procedencia humilde y de extracción obrera, tuvo que trabajar desde muy joven sin poder ir a escuela. Su formación intelectual fue autodidacta, lo que la distingue de las otras escritoras de aquella época de procedencia más burguesa y acomodada.
La mayor parte de sus oficios fueron de obrera en una sombrerería o en una pastelería, hasta que pudo entrar a colaborar en el mundo periodístico. Muy buena parte de juventud discurrió en Madrid, salvo dos años en Andalucía, siguiendo los pasos de su marido.
A su vuelta a Madrid en 1933, se incorporó como periodista al diario “Mundo Obrero”, conociendo ya en esos años la publicación de algunas de sus obras. La llegada de la guerra civil la obligó junto con su marido y su hijo a evacuar la capital en dirección a Valencia, dentro de la evacuación emprendida por las autoridades del Madrid asediado. Su vida a partir de ese momento se reparte entre huídas y exilios, empeñada siempre en mantener a su familia y ejercer a la vez el periodismo sin abandonar su afición literaria.
Participa y se compromete a partir de 1936 en las vicisitudes políticas del momento dentro de las filas del PCE, ingresando como periodista en la nómina de “Mundo Obrero”, luego escribió para “Frente Rojo” y la “Estampa”, órganos afines a la prensa comunista, siendo editados en Valencia. A partir de ahí, una evacuación más, a Barcelona, donde seguirá vinculada a las páginas de los mismos órganos con diferentes directores, usando para ello la rotativa del periódico “La Vanguardia”.
El exilio en Francia le conduce a sumar numerosas penalidades hasta alcanzar una cierta estabilidad en un albergue de mujeres de la Bretaña. Sus vicisitudes en el tránsito y la estancia en Francia se recogen en esta obra.
Dadas las circunstancias políticas del momento decide reclamar a través de la embajada de México en París la documentación necesaria para salir al exterior por el puerto de Boulogne. Previamente consiguió reunirse con su hijo que lo esperaba en París y organizar los detalles de la expedición.
En la Bretaña, con el apoyo de las organizaciones del exilio, embarcó en el “Veendam”,un buque que la llevó a Nueva York. Poco tiempo después se conoce su registro en México donde se afincó definitivamente.
En el mismo viaje se encontraban presentes algunos intelectuales y autores republicanos como Paulino Masip, un maestro comprometido con la República, y director de periódico, que acabó siendo agregado de prensa en la embajada de España en el París de la guerra civil. Fue después de 1939 colaborador del SERE, la organización dirigida por Juan Negrín, especializada en promover el exilio republicano a América entre los refugiados en Francia. Su obra también pasó desapercibida por mucho tiempo, siendo un escritor más olvidado dentro de nuestro acervo cultural. Cuenta en su haber una crónica en forma de diario de la guerra civil en Madrid.Es una sombría y sobrecogedora titulada “El diario de Hamlet García”. Su obra literaria es de gran impacto testimonial, pero sigue estando todavía en la penumbra. Acabó escribiendo guiones para Hollywood y para la fimlografía de México. Cuenta Max Aub, amigo suyo, que todo eso le distrajo fuerzas en su papel de novelista.
A Masip le pasó, en cierto modo, como a Alejandro Casona, inspector de enseñanza, y exiliado republicano. El exilio le llevó al olvido. Casona volvió en los años sesenta a España desde su exilio bonaerense. Tuvo algún éxito teatral, efímero, y marcado por la censura, pasando pronto a un segundo plano.
Manuel Andújar en 1975, fue el gran redescubridor de la obra de Luisa Carnés aunque todavía pasaron bastantes años hasta que su figura fuera realmente conocida. Recientemente la Editorial Renacimiento se ha ocupado de ello.
En esta pieza literaria se recogen un conjunto de aportaciones pormenorizadas sobre la memoria del exilio en primera persona. Se dio a conocer de nuevo en los ultimos años con la reedición de sus cuentos y de ”Tea Room” una novela sobre sus inicios laborales en el Madrid de los años treinta.
Su relato constituye bajo la óptica de su propia biografía, una narración de desarraigo y penalidades. Fue una exiliada más a la que le costó, como a todos, hacerse a la idea que aquello iba a durar mucho mas de lo previsto. La geopolítica y la dictadura franquista, acabarían por llevarse por delante sus vidas contando con que los aliados pondrían fin a la dictadura pronto y con ella la restauración democrática.
El libro se escribió en dos tandas, una primera en el periodo de estancia en el albergue de la Bretaña y una segunda parte en el exilio mexicano.También añadió sobre su relato autobiográfico en Francia otra obra más pequeña redactada casi a la vez, titulada “La hora del odio”(1944), es una narración de un carácter aun mas transgresor.
En los tiempos vividos la autora nos indica los penosos momentos del principio en que la multitud de exiliados se acumulaban hacinados y hambrientos en los campos de concentración franceses sin los medios necesarios para cubrir las necesidades mas urgentes. Después las propias autoridades fueron clasificando los prisioneros hasta que las organizaciones tanto francesas, como las españolas en exilio fueron interviniendo y aportando ayudas ante la necesidad de los presos. Fue un momento muy dramático para intentar conectar dentro de los campos, y aliviar algunas necesidades.
Las autoridades francesas en función de sus objetivos y sus intereses fueron enviando a muchos de ellos a otros destinos, utilizándolos como mano de obra en los campos de trabajo, a reforzar la agricultura, o atender las defensas del norte de Francia, ante la inminencia de la guerra que se aproximaba.
Todos esos momentos están presentes en el relato y constituyen una crónica de lo vivido y lo observado por la autora. Una vez salvado el difícil momento del segundo exilio a México hasta que se afianza su vida allí pasa un tiempo hasta que alcanza una cierta estabilidad. Mientras tanto continua escribiendo en periódicos y revistas sin dejar de lado la literatura, sobre todo los cuentos, genero que cultiva con cierto interés y con notable éxito.
Otras obras de ésta autora recogen el papel del maquis y la lucha contra el franquismo, compromiso que siguió manteniendo hasta su muerte. En México, Luisa Carnés, a pesar de ello sigue olvidada por un tiempo relegada al silencio hasta que muy recientemente se ha redescubierto. Murió en una accidente de coche en torno a los 60 años.
Este testimonio autobiográfico sirve para dar a conocer de primera mano los momentos mas amargos de la historia de los exiliados y con ello, hacer frente al olvido.