Ana Santamaría
Ondina Ediciones, 2022
180 págs.
En otoño de 2022 vio la luz, bajo el sello Ondina Ediciones, el libro de relatos cortos y microrrelatos titulado Filo, de la autora leonesa Ana Santamaría. Resuelto con una sola palabra que alude a un elemento cortante, el título citado es sin duda sugestivo y perturbador a un tiempo, algo que a priori nos permite imaginar los atrayentes relatos que podremos hallar al sumergirnos en las páginas de este libro prologado por Javier Dámaso.
Aunque en una reseña no se debe destripar (o hacer spoiler, para quienes gusten de anglicismos) el contenido del libro que se comenta, intentaremos dilucidar algunas claves que nos aproximen a la lectura y al contenido de Filo.
En este libro de Ana Santamaría vamos a encontrar una espléndida colección de relatos de reducida extensión —en ocasiones muy breves—, de fácil lectura, entretenidos, sorpresivos, donde surgen múltiples temas y situaciones, personajes que se suceden o bien se prolongan a lo largo del libro y un entorno que casi siempre permanece constante, aunque también aparecen otros ámbitos diferentes. Relatos, todos ellos, con una identidad propia y, sin embargo, unidos por un hilo conductor que proporciona homogeneidad al libro. Ese “universo propio y original”, en palabras de Dámaso, que la autora ha querido plasmar en esta obra a través de la palabra escrita.
Sin duda, el certero Prólogo de Javier Dámaso resulta esencial para conocer las entretelas y fundamentos de este libro de la escritora leonesa. Entre ellos, la enumeración de las “historias de las más diversas temáticas” que descubriremos en Filo: “… historias de familia, de muerte, de comida, de supervivencia, de enfermedad, celebraciones, viajes, historias de misterio, amor, vida, deseo, nostalgia, soledad, religión, sexo, prostitución, equívocos y confusiones, asesinatos, ancianos, vampiros, cuchillos, esoterismo, tramas imaginativas, historias infantiles, viajes en el tiempo, historias de animales, psiquiátricos, etc.” La gran variedad temática que advertimos en Filo es, en efecto, una de las fortalezas del libro.
En este sentido, la forma tan singular, personal y única que tiene Ana Santamaría de observar la realidad desemboca en el quehacer literario de esta autora, a partir de todo aquello que llama su atención y recoge del mundo que la rodea, para narrar así historias que casi siempre tienen un final insospechado y del que, a veces, puede extraerse una enseñanza, como sucede en la tradición de la fábula. Una ficción elaborada a partir de esa realidad real que la escritora hace suya y moldea hasta conseguir relatos intensos donde se dan cita lo absurdo, lo inesperado o lo extravagante según el caso.
Los relatos de Filo han sido realizados con un léxico cuidado. En esta primera obra en solitario de Ana Santamaría, se observa además un elogiable esfuerzo por construir un estilo distintivo a la hora de abordar el papel (o la pantalla) en blanco. Una voluntad no solo de contar una historia más o menos atractiva o sugerente en cada relato, sino de hacer literatura. Algo muy de agradecer.
La multiplicidad de temas y circunstancias, el empleo de escenas cotidianas en las que emerge el desatino, el esperpento o cierto humor inteligente, configuran un notable retablo de la condición humana. No pasa tampoco desapercibido el empeño de la autora por comprender el sentido de ese devenir existencial en el que estamos inmersos, con sus contrariedades o encrucijadas, que la gente corriente debe (debemos) superar día a día. Esa gente sencilla entre la que Santamaría obtiene su repertorio de personajes tan profundamente humanos (por grotescos que nos puedan parecer en algunos momentos) que aparecen en sus relatos.
Relatos como ‘Carne’, ‘Princesa’, ‘No podrás tener mi corazón’, ‘El regalo’, ‘En la galería’, ‘Supervivencia’ y ‘Diez años’, son junto a otros como ‘El panadero’, ‘Espejo mágico’, ‘Burbuja’, ‘Sonámbulo’, ‘La casa del pueblo’, ‘Perfumería’ ‘Biblioteca’, ‘Mismo tiempo, distintas vidas’, ‘¿Dónde están tus labios?’, ‘La matanza’, ‘El ángel del señor’, ‘Huellas’, ‘El poeta se sintió mal y fue a urgencias’, ‘Tragedias’, ‘Soga’, ‘Mascota’, ‘El espectáculo de marionetas’, ‘Filo’ que da título al libro, ‘A domicilio’, ‘Profundidad’, ‘Comida familiar’, ‘Reina’, ‘Fuera del mundo’ o ‘En un pueblo cualquiera’, una pequeña muestra escogida entre los ciento sesenta excelentes relatos breves que conforman esta obra de gran pluralidad temática, como se ha comentado anteriormente, repartida entre las cinco partes en las que se divide el libro. A buen seguro, cada lector o lectora que se interne en Filo escogerá para sí aquellos relatos que sean más de su agrado, sabiendo que en literatura el instante y el lugar suele marcar la preferencia. Filo ofrece mucho donde elegir para leer a ratos o de continuo, aunque siempre con la certeza de estar ante un libro bien acabado, escrito con esmero y dedicación al arte de la palabra.
En Filo, volviendo otra vez a Javier Dámaso, hay imprevisibilidad, esperpento entre “trivial y cotidiano”, “hogareño y familiar”, un intento de los personajes por escapar a un destino no deseado que afrontan con resignación; pero también hay verosimilitud, indagación en la realidad social desde una óptica muy particular e inédita, así como exploración de esa condición humana, ya mencionada, para configurar la literatura de calidad que atisbamos en los relatos de Filo.
En consecuencia, Ana Santamaría nos ofrece en este elenco de relatos breves su buen hacer literario. Un libro original que no deja indiferente y capta sin ambages a quien se adentra en sus páginas por la singularidad de las historias, por la habilidad de la autora para construir con acierto un relato en pocas líneas, y esa manera tan señalada de relatar episodios o describir aspectos sorprendentes de una realidad, tan rutinaria como paradójica, que suele pasar desapercibida ante nuestros ojos. Por todo ello, no se corten, lean Filo, creo que merece la pena conocer este libro y a esta autora, cuya primera obra anuncia con solidez lo que seguramente tiene aún por escribir.
