El Fancine, Festival del Cine Fantástico de la Universidad de Málaga, se celebra del 9 al 17 de noviembre, en el cine Albéniz y en las salas del Campus Universitario y del Rectorado.
Los Festivales de cine, amén de la natural selección de películas de interés que requieren, cuentan entre sus obligaciones con la búsqueda, elaboración y final constitución de sus correspondientes Jurados, cosa que a los organizadores les da siempre muchos quebraderos de cabeza. De esa decisión final dependerá en gran medida el prestigio del certamen y la fiabilidad que acabe por tener en el aficionado. Así que, cuando aún no ha acabado la edición anterior, la organización ya empieza a ponerse las pilas para establecer los contactos pertinentes con todos aquellos profesionales del medio –e incluso con expertos de otros ámbitos– para confeccionar la lista de aquellos que serán los que acaben por formar parte del panel del tribunal del año siguiente.
Los criterios de selección de estos listados se cifrarán en los méritos artísticos de sus miembros, a los que por otra parte no puede ser ajena su visibilidad mediática también, en aras de alcanzar la máxima repercusión. Problemas de agenda, egos exaltados, filias y fobias personales y todo tipo de eventualidades –unas profesionales y otras no tanto–, tendrán capital importancia para que el equipo definitivo llegue a buen puerto. Y por supuesto, hasta última hora, el actor tal o el realizador cual se pueden caer inesperadamente del programa. El estrés –Stress-es tres-tres, dixit Saura– que aqueja a los sufridos organizadores –pendientes día y noche del teléfono y del ordenador, como si no hubiera un mañana– será el inexcusable aliado/enemigo de tamaña aventura.
Los nombres elegidos son por tanto los que visionarán, valorarán y finalmente harán público el fallo a las mejores películas de cada categoría del certamen y, si alguna de ellas no cumple con los estándares requeridos, deberán ser ellos los que le pongan el cascabel al gato con el veredicto definitivo que recoge el siempre polémico dictamen –tras las duras y a veces encarnizadas deliberaciones– de no seleccionarla ni concederle premio alguno. Más allá del honor que llevan aparejados los galardones, la dotación económica será asimismo muy importante con el fin de seguir alentando la viabilidad de los futuros proyectos de los agraciados.
Dicho esto, hay que felicitar al Fancine por su acierto ya habitual en estas lides a la hora de cerrar sus listados de esos “Doce hombres sin piedad”, sobre todo si pensamos en dos circunstancias de suma importancia. La primera, el hecho de que este Festival es el único certamen cinematográfico de nuestro país que está organizado por una Universidad pública, institución que ahora celebra su 50º aniversario; la segunda, la escasa tradición que entre nuestros cineastas ha tenido desde siempre el género que define este encuentro, si bien por otro lado, se da la asombrosa paradoja de que aquí contamos con el certamen de cine fantástico más antiguo del mundo, el célebre Festival de Sitges. Nosotros y nuestras contradicciones… O tempora, o mores
Merece un comentario aparte el segundo aspecto que hemos señalado, por su indudable trascendencia. Nuestra filmografía históricamente no ha estado estimulada por una obra de género unitaria y fácilmente identificable en lo que a “fantástico y terror” se refiere, más allá de contadas excepciones en realizadores muy específicos, como bien destaca Rubén Higueras –en su indispensable libro en dos volúmenes ‘Cine fantástico y de terror español’ (T & B Editores)–, de las que podemos entresacar a Segundo de Chomón, Edgar Neville, Jesús Franco, Paul Naschy, Ibáñez Serrador, Amando de Ossorio o Juan Piquer. Para colmo, recordemos que aunque no se conserven las copias de dos memorables películas de nuestro periodo mudo –Madrid en el año 2000 (1925), de Manuel Noriega, y La isla misteriosa (1927), de Enrique Rambal– y que, en los años 80, Fernando Colomo hiciera una curiosa superproducción – ‘El caballero del dragón’ (1985), con un reparto internacional–, habrá que esperar a la década siguiente para que nuestros cineastas –con la completa asimilación de los modelos foráneos– muestren una decidida vocación por el género y un dominio muy superior del que habían hecho gala anteriormente sus colegas. Serán Alejandro Amenábar y Álex de la Iglesia los que abran la espita para que los directores más jóvenes transiten esa “senda tenebrosa”, con la llegada de casos de interés como el de Nacho Vigalondo –en el ámbito de la ciencia ficción– que nos ha hecho regalos como Los cronocrímenes y Extraterrestre.
Todo esto ha permitido que los festivales nacionales dedicados al género fantástico y de terror –desde Sitges al Fancine– se hayan beneficiado de la buena salud de nuestro cine desde los años 90, fecha en la que se produce la gran eclosión del fantaterror en estos lares.
Volviendo, pues, a los jurados, el Festival de Málaga ha contado desde sus inicios – esta es la 32ª edición ¡bravo! – con grandes nombres de la cinematografía, tanto internacional como propia, como el animador norteamericano Bill Plympton y los no menos interesantes Lorenzo Bertuzzi y el crítico Jordi Costa, entre otros.
La edición de este año no podía ser menos y el Jurado Oficial está formado por el cineasta Alberto Evangelio, por la realizadora Macarena Astorga y por Chris Oosterom, director de la Federación Méliès de festivales de cine fantástico europeos.
Alberto Evangelio se inició en el cortometraje – Alexis (2013), On the fire (The movie) (2014), Who I am (2014), El viatge (2017), Les 7 llums (2018) – y tras realizar la sitcom Diumentge paella (2019) para la televisión valenciana, realizó el thriller psicológico Visitante (2021). Es también el guionista de sus películas y ha sido premiado en Sitges (España), Clermont-Ferrand (Francia) o Pifan (Corea del Sur). Además es un especialista en cine en formatos musicales, y ganó el premio al Mejor Video Internacional VEVO (2015).
La malagueña Macarena Astorga ha estrenado dos películas en salas de toda España en tan solo cinco meses, lo que no deja de sorprender. La primera fue el año pasado: La casa del caracol, –una coproducción entre España, México y Perú– thriller protagonizado por Paz Vega y Javier Rey, que se presentó en el Festival de Málaga y pudimos verla en los cines este verano. La segunda, El refugio, ha llegado a las salas recientemente. Astorga ha sido docente de imagen y sonido durante veinte años y antes de entrar en el mundo del largometraje había hecho cortos, documentales y videoclips.
Por último, Chris Oosterom es el director del Imagine Film Festival en Ámsterdam desde el año 2012. En los 80 y 90 trabajó como programador de cine en diferentes lugares de los Países Bajos. Después de seis años en el Dutch Filmmuseum, fundó su propia empresa de distribución.
De modo que, en manos de Evangelio, Astorga y Oosterom ha depositado la Organización del Fancine de la UMA la confianza para que sean ellos los que se enfrenten a la rica oferta competitiva de esta edición y acaben por ponerle el cascabel al gato –eso sí, ahora con un matiz bien distinto– puesto que el tradicional gatete, el esquizoide maneki-neko, logo del Festival, reclama para sí el rutilante trofeo que se le asigna. En esta ocasión el minino –mitad mascota adorable mitad psycho killer felino –ha sido diseñado por el prestigioso ilustrador Tomás Hijo, colaborador habitual de Guillermo del Toro.
El Jurado Oficial otorgará premios a diferentes categorías y, entre ellos, el de mejor largometraje que está dotado con 9.000 €. Por otra parte, también se constituye un Jurado Joven, compuesto por estudiantes de las Universidades Públicas de Andalucía, que entregará los premios Fancine-Atalaya a los Mejores Cortos tanto de Imagen Real como de Animación, ambos, respectivamente, con una asignación de 3.000 €.
Asimismo hay un Premio Méliès de Plata para el Mejor Corto Europeo Fantástico y un Premio Fancine del Público al Mejor Largometraje, con 1.000 € de dotación. Los medios acreditados dan el Premio Gato Rabioso al Mejor Largometraje.
Es posible que cuando se publiquen estas notas ya tengamos ganador…
¡Veremos a ver quién se lleva el gato al agua!