Tradición de la intradición.
Historias de la filosofía española entre 1843 y 1973
Víctor Méndez Baiges
Tecnos, 2001
565 págs.
La filosofía en la universidad española (1843-1973)
La historia de la Filosofía española es, en sí misma, una disciplina ciertamente difícil. En ocasiones, hasta se ha discutido mucho sobre su propia existencia. Sobre su existencia o, más bien, sobre su inexistencia, pues hasta se ha negado la existencia de una filosofía española, propiamente dicha. De hecho, la denominación de la misma asignatura en la que imparte esta materia que se cursa en las facultades de filosofía españolas, se suele denominar usualmente “historia del pensamiento español”, y no Historia de la Filosofía española.
Profesor de Filosofía del Derecho de la Universidad de Barcelona, Víctor Méndez Baiges ha publicado en 2021 esta notable aportación a la historia reciente de la filosofía española, que realiza una amplia revisión de la trayectoria de la filosofía universitaria desarrollada en España desde el año 1843. Con esta obra, el autor se adentra en un área de investigación, la historia de la filosofía española, que se sitúa a considerable distancia de los asuntos y temas que hasta ahora habían constituido su trabajo. Asuntos y temas, como la bioética y la ética, o como la filosofía jurídica y política, que se encuentran realmente muy alejados de los estudios de historia de la filosofía y, en particular, del estudio de la historia de la filosofía española.
En el siglo XIX, el estatus específico de la filosofía española fue objeto de algún intenso cuestionamiento, en polémicas que prácticamente han mantenido su vigencia hasta nuestros días. No es, pues, una cuestión nueva, ya que ha conformado alguna de las más célebres polémicas filosóficas en España de los dos últimos siglos, y se ha replanteado después de modo recurrente. Menéndez Pelayo defendió la existencia de una ciencia y una filosofía genuinamente españolas, mientras que Azcárate y otros estimaron que, hasta el siglo XVII, hubo una serie de destacados estudiosos y teóricos en estos campos que fueron muy brillantes, pero que llegaron a dejar una herencia. Para Azcárate y Guardia, la debilidad del pensamiento filosófico y de la ciencia españolas se debía a la acción de la Inquisición, que truncó la floreciente ciencia y filosofía de los siglos XVI y XVII, que sólo pudo recuperarse en parte, a partir del siglo XVIII.
Los autores que se han ocupado recientemente de la historia de la filosofía española, como José Luis Villacañas, José Luis Mora, Gustavo Bueno, Manuel Garrido o José Luis Abellán, se han inspirado habitualmente en metodologías tradicionales, como autores, áreas temáticas, corrientes, generaciones, etc., aunque alguno haya tratado de renovarlas, como Abellán, que se inspiró en la historia de las ideas de origen anglosajón. Pero la obra de José Luis Abellán se denominó “historia del pensamiento” español, y no “historia de la filosofía española”. El libro La tradición de la intradición, historias de la filosofía española entre 1843 y 1973, de Víctor Méndez Baiges (1962), se plantea, desde la misma denominación, la reconstrucción de la tradición de la filosofía española. Mas el autor la realiza desde planteamientos deliberadamente modestos, pues utiliza el plural gramatical y lo denomina “historias de la filosofía”.
La tradición de la intradición, historias de la filosofía española entre 1843 y 1973, es una obra bien determinada en cuanto al objeto concreto que estudia, por la explícita delimitación temporal que expresa el mismo título de la obra, que la fija en el periodo de ciento treinta años que median entre los años de 1843 a 1973. También está muy acotada la materia analizada, pues ésta se circunscribe al estudio y seguimiento del desarrollo de la filosofía académica española, es decir, la filosofía hecha en las universidades españolas.
Pero es una tarea difícil. En primer lugar, y el mismo lo apunta, porque se trata de una materia de estudio no muy valorada entre los estudiosos de la filosofía en España, donde sigue pesando la herencia -y esta obra se resiente quizá de este mismo peso, también- de la visión de la filosofía propia de la época de Franco, en la que el nacionalcatolicismo y el neoescolasticismo hicieron de la historia de la filosofía española un trasunto del desarrollo de uno solo de sus componentes tradicionales.
La obra de Méndez Baiges está dividida en tres partes, siguiendo una delimitación temporal. La primera parte está dedicada a revisar el largo periodo de 96 años, comprendido entre 1843 y 1939, casi un siglo, en el que estudia la evolución de las diferentes tendencias filosóficas que coincidieron y se sucedieron en la renovada Facultad de Filosofía de Madrid, a la que acompañaría la Facultad de Filosofía de Barcelona desde finales del siglo XIX. Un periodo que llega a su conclusión coincidiendo con el final de la guerra civil española 1936-1939. Fue en 1936, cuando comenzó la destrucción de la veterana facultad madrileña, con la salida hacia el exilio de algunos de los protagonistas de los cambios trascendentales de dicha Facultad de Filosofía en los quince o veinte años anteriores, como Ortega y Gasset o García Morente. Oleada de exilios que continuarías hasta 1939.
El resto de la obra se subdivide en dos periodos más, uno entre 1939 y 1956 y, el último, entre 1956 y 1973. El criterio empleado para esta separación no queda bien explicado, a la vista de lo realizado por otros autores que han tratado de este mismo asunto y en el mismo periodo. Así, han formulado subdivisiones diferentes el profesor Francisco Vázquez García, en su La filosofía española. Herederos y pretendientes. Una lectura sociológica (2010). Quizá Méndez Baiges haya optado por aplicar a la evolución de la filosofía española, una periodificación más propia de la evolución política general del franquismo.
El comienzo de estas “historias” de la filosofía española arranca el año de reorganización de los estudios en la Facultad de Filosofía de Madrid, 1843, y del nombramiento de Julián Sanz del Río de Catedrático de Historia de la Filosofía en la misma y su simultáneo envío a Alemania. A este inicio le sigue una amplia exposición de la recepción del krausismo en nuestro país, que abrió un frente intelectual que oponer a la tradicional escolástica dominante en la filosofía española hasta entonces: el denominado “krausismo” que en breve se configuraría en el primer positivismo español o krausopositivismo. Méndez Baiges contrapone la filosofía moderna europea, considerada no sin razón más acorde con los tiempos, frente a la tradición de la filosofía escolástica, de tanto arraigo en España. Una contraposición que, aunque ya lo había apuntado en el siglo XVIII Jovellanos, se resolvió en las universidades españolas en 1843.
El autor desarrolla a continuación el desarrollo del krausismo durante el siglo XIX y su implantación en la renovada Facultad de Filosofía, de la mano de Sanz del Río, en polémica con los neo-escolásticos y con los tradicionalistas. El krausismo sería desplazado, mientras los tradicionalistas, siempre presentes en la vida de la Facultad de Filosofía, continuaban y aparecían los neokantianos. La situación cambiaría radicalmente con la aparición durante los dos primeros decenios del siglo XX de nuevos profesores, con nuevas ideas, entre los que se encontrarían, entre otros, Ortega y Gasset, Julián Besteiro, José Gaos y García Morente.
La aparición de esta nueva generación dio los momentos de mayor brillo de la Facultad de Filosofía, en los años comprendidos entre 1910, año en que Ortega ganó la cátedra, y 1936. Este periodo es objeto de un tratamiento detallado en el libro que, en ese tiempo, centra muy especialmente su atención en dos de esos grandes maestros, García Morente y Ortega y Gasset. De García Morente, se hace un amplio estudio y comentario del plan de estudios elaborado bajo su dirección, para la reforma de las Facultades de Filosofía, aprobada en 1931. En cuanto a Ortega y Gasset, Méndez Baiges desarrolla un estudio bastante completo de la trayectoria y evolución del gran maestro español del siglo XX.
La obra se detiene también en las peripecias padecidas, más que vividas, a partir de 1936, por los profesores de la Facultad madrileña, en especial los citados Ortega y Gasset y García Morente, tras el estallido de la guerra civil. También sigue la trayectoria personal, en tan terrible tesitura, de otros no menos ilustres profesores, como Julián Besteiro o José Gaos. Especial atención se dedica a los procesos personales de Ortega y Morente, que pasaron a apoyar de modo más o menos explícito a los sublevados. Una reflexión en la que Méndez Baiges carga las tintas, quizá con exceso, sobre ambos, y más especialmente en su tratamiento del caso de Ortega y Gasset, por haberse decantado a favor del bando que resultó vencedor en la contienda.
La recomposición de la ya veterana Facultad de Filosofía de Madrid, tras la guerra civil, se trata con cierta distancia de su funcionamiento interno, centrado más en el estudio de, por ejemplo, la creación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en un tono siempre severamente crítico. Por ejemplo, se estudia con detalle la trayectoria de José Ibáñez Martín, geógrafo de formación, Ministro de Educación con Franco, entre 1939 y 1951, y creador y primer Presidente del CSIC. Hombre importante en el régimen de Franco, sin duda, pero que no tuvo relación muy directa con la Facultad de Filosofía de Madrid, en concreto.
Este distanciamiento de la filosofía se aprecia en la exigua mención que se hace al igualmente geógrafo y decano de Filosofía, también entre 1939 y 1951, Eloy Bullón Fernández. Pese a su largo mandato, sólo le dedica un par de líneas, en las que se le califica de “acérrimo menendezpelayista” (sic), como única caracterización de la vida y la obra de este ateneísta que había llegado a ser Subsecretario de Educación en los años previos a la dictadura de Primo de Rivera. Distanciamiento crítico que se aprecia igualmente cuando trata, de modo un tanto disperso, las trayectorias de, entre otros, Pedro Laín Entralgo, Rector de la Universidad de Madrid entre 1951 y 1956, pero médico, o de Rafael Calvo Serer, miembro del Opus Dei.
Especial atención dedica Méndez Baiges a los sucesos de 1956, en la Universidad de Madrid. Sucesos que comportaron la salida Joaquín Ruiz Jiménez del Ministerio de Educación, o la detención de unos estudiantes que, con el tiempo, alcanzarían fama y prestigio en el desempeño de altas responsabilidades. Los nombres de esos estudiantes, como Ramón Tamames, Javier Pradera, Enrique Múgica, Fernando Sánchez Dragó, u otros, son sobradamente conocidos, pero no tienen mucha relación con la filosofía.
Uno de esos estudiantes detenido fue el ya mencionado autor de la Historia del Pensamiento Español, José Luis Abellán. Los sucesos de 1956 marcan el final de la segunda parte de La tradición de la intradición, historias de la filosofía española entre 1843 y 1973, según la periodificación establecida por el autor, en la que, como se apuntó más arriba, se sigue quizás más la trayectoria del franquismo, que la propia de la filosofía académica en el periodo.
En la tercera y última parte, retoma la evolución específica de las diferentes tendencias en que se fue dividiendo la filosofía académica española en los años finales del franquismo. En ella revisa con detalle algunas de las polémicas de la filosofía española en la década de 1960 a 1970, como la suscitada entre Manuel Sacristán y Gustavo Bueno, sobre el papel de la filosofía y su ubicación en la enseñanza, en España, a finales de esa década. También se revisan con detalle la expulsión de sus cátedras de Tierno Galván, Aranguren y García Calvo, en 1965, que solo se podrían reincorporar once años después, en 1976, por el indulto general de ese año. Finalmente, se hace un detallado estudio de las corrientes filosóficas que se fueron decantando a comienzos de la década siguiente, 1970 a 1980, con la aparición de algunas prometedoras figuras que posteriormente tuvieron una destacada intervención en el desarrollo de la filosofía académica, como Javier Muguerza o Fernando Savater, que empezaron a dar sus primeros pasos en esos años en los que concluye el estudio de Méndez Baiges.
En fin, y pese a las indicaciones apuntadas, que si se interpretan como objeciones no han de considerarse mayores, La tradición de la intradición, historias de la filosofía española entre 1843 y 1973, es una obra de lectura recomendable, y el trabajo de reconstrucción que realiza es de alto interés, lo que sin duda agradecerán los lectores, especialmente lo que estén más interesados en conocer y comprender la trayectoria seguida por la filosofía académica española, desde 1843.