noviembre de 2024 - VIII Año

Enrique Tierno Galván: El triunfo de la intuición

Centenario del nacimiento de Enrique Tierno Galván (1918-1986)

Sobre el legado socialista y cultural de Enrique Tierno Galván

enrique 2Solo ejerció como alcalde de Madrid por un período de seis años y nueve meses (desde abril de 1979 hasta su fallecimiento en enero de 1986), pero ese breve plazo le consolidó en el recuerdo de todos los madrileños como el mejor alcalde de nuestra villa. Su labor como regidor de la capital de España obtuvo un reconocimiento tan unánime que llegó a presidir la Federación Mundial de Ciudades Unidas. En este año, cuando los socialistas celebramos el centenario de su nacimiento, comprobamos con orgullo y alegría que el recuerdo de este socialista que fue Enrique Tierno Galván continúa muy presente en los corazones de todos los que habitamos la gran urbe que él gobernó con acierto.

Doctor en Derecho, Doctor en Filosofía y Letras, Catedrático de Derecho Político, ensayista y humanista, intelectual y progresista, afamado hombre de letras que supo elevar el bando a la categoría literatura… Enrique Tierno Galván, hombre extremado y culto y por lo tanto inclasificable, gestionó el consistorio impregnando su mandado día a día con su inconmensurable personalidad.

Gobernar una ciudad como Madrid no es tarea sencilla, pero él lo hizo con tino, la transformó por completo, desde sus cimientos, para convertirla en un lugar más habitable, más moderno y estructurado. Reorganizó el mapa administrativo de la urbe, que pasó de poseer 18 distritos a alcanzar los 21; reedificó barrios enteros, convirtiendo en edificaciones acompañadas de grandes espacios verdes los antiguos núcleos de chabolas; llevó a cabo un plan de saneamiento integral para las aguas residuales de Madrid y libró al Manzanares de su antigua condición de cloaca; limitó el tráfico de automóviles particulares en el centro y reguló el aparcamiento de vehículos; ordenó que la EMT absorbiera una veintena de líneas de autobuses que se encontraban en manos privadas; puso en marcha el bonobús; construyó el Tanatorio de la M-30 y las instalaciones de Mercamadrid; reformó varios mercados municipales y desarrolló el proyecto para la construcción de IFEMA; reforestó la M-30, planificó la construcción de la plaza de Dalí y la remodelación de la estación de Atocha y su plaza y también la de la Puerta del Sol; levantó numerosos parques; estrenó bulevares; gestó un Plan General de Ordenación Urbana que primaba la rehabilitación de la ciudad y su regeneración en lugar de su extensión desordenada y especulativa.

Enrique Tierno Galván también llenó Madrid de democracia. Animó a los vecinos a participar en el devenir de las Juntas de Distrito, e incluso les dio voz en unos plenos en los que, hasta el momento, solo habían tomado la palabra los políticos.

foto tierno 4Mención aparte merecen los esfuerzos que realizó en el ámbito cultural, con los que consiguió vertebrar una ciudad hasta entonces desarticulada. Llevó a los barrios los centros socioculturales, llenando la ciudad de equipamientos para poner al alcance de todos el acceso a la cultura. Más del ochenta por ciento de las instalaciones culturales y deportivas con las que a día de hoy cuenta Madrid, se desarrollaron durante los diez años de gobierno del PSOE en la ciudad, primando un reequilibrio norte-sur que hoy se ha perdido. Enrique Tierno Galván levantó el Planetario; recuperó el Cuartel del Conde Duque, en el que instaló la biblioteca y la hemeroteca municipal y que durante su mandato se convirtió en el mayor centro cultural del territorio; firmó un acuerdo con el Gobierno Civil para recuperar los carnavales (prohibidos durante 44 años); potenció las fiestas populares (San Isidro y La Paloma) e inventó los Veranos de la Villa como cita cultural.

Pero la proliferación de infraestructuras no asegura el progreso cultural de una población. Lo que diferencia una colección de ‘contenedores culturales’ de una serie de espacios útiles para el engrandecimiento humano es una efectiva política cultural. Y Enrique Tierno Galván la poseía, y la desarrolló, como también desarrolló unas líneas maestras para la convivencia ciudadana que dotaron de sentido y utilidad a la remodelación urbanística que llevó a cabo. Todo un concepto de habitante de la urbe emanaba de su visión de Madrid. Y ese espíritu caló en los madrileños, que comenzaron a identificarse con su ciudad y con su condición de pertenencia a ella.

La movida madrileña efervesció en Madrid porque las condiciones culturales del entorno la arroparon. Tierno Galván consiguió conectar con toda la población, sin distinción de edades por su visión socialista del entorno, por su empatía y por su intuición. A través de la cultura como herramienta cívica y liberalizadora, propició la innovación y la ruptura con el encorsetamiento de la sociedad franquista, favoreció un Madrid en el que se despenalizó la homosexualidad y la represión sexual, en el que emergió el feminismo y el laicismo. La cultura se convirtió en Madrid en patrimonio colectivo, potenciador y dinamizador.

El mayor acierto de Enrique Tierno Galván como político y como socialista, fue sin duda su intuición, que él utilizaba como permanente guía. El mismo explicaba cabalmente en uno de los numerosísimos ensayos que escribió a lo largo de su vida, en el que reflexionaba sobre la inteligencia y la razón, las bondades de dejarse conducir por la intuición (que él equiparaba a la inteligencia) frente a la razón, definiendo a la primera como una cualidad viva y en continuo movimiento y a la segunda como proceso mecánico. En ‘El miedo a la razón’ (que da título a una de sus colecciones de ensayos) Tierno Galván defendía la intuición y el conocimiento intuitivo, conformados como instinto, que le abren a la inteligencia la posibilidad de rectificar bastantes errores cometidos por la razón mecánica, contaminada por los prejuicios y la inercia de los usos y costumbres sociales. Aseguraba Enrique Tierno Galván que la inteligencia ha producido muchos descubrimientos, diversos y a veces contradictorios, debido fundamentalmente a que no se rige por la linealidad, sino que sigue uno u otro camino, a veces sin saber adónde llegará y sin la aspiración de controlar la realidad. La inteligencia, puntualizaba, no controla, sino que descubre y sustituye.

Esa concepción aplicada al gobierno de lo común, y unida a su sentido de la responsabilidad, a su rigor como primer edil y a su conciencia de la necesidad de un comportamiento ético, es la que le hizo conectar con todos los madrileños, con todos los ciudadanos de Madrid.

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Archivo Entreletras

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