noviembre de 2024 - VIII Año

Sobre el libro ‘Un largo silencio’ de Ángeles Caso

Premio Fernando Lara de Novela, 2000

En este libro la autora recoge los momentos amargos de una derrota que durará mucho en el tiempo y que marcará el devenir de muchos españoles y españolas.

“Traían mantas, algo de comer y aquel extraño anhelo en las miradas, el ansia de acecharse, vigilarse, espiar en los ojos de los otros la sinceridad o el fingimiento, mezclado al afán de exhibir en los propios la fe o el disimulo”

Este es un párrafo extraído de un texto de Ángeles Caso en su libro Un largo Silencio el que se relata el amargo retorno a la casa después de la guerra civil española de las mujeres de una familia en situación de desamparo. Son las mismas mujeres separadas de sus raíces familiares que las que se ven en la frontera de Ucrania, con la única diferencia del paraguas de la lengua y del tiempo transcurrido.

Con motivo de la actual invasión de ese país, los ojos se vuelven hacia la masa de civiles huyendo de la guerra, la salida atropellada, la separación de las familias, el hambre y la sed, los muertos, los heridos y la destrucción. Son momentos marcados por la angustia de los seres queridos. Es el vivo retrato de una derrota. La retrospectiva incita a la lectura de aquellos que han acuñado esos silencios después de la batalla.

Ángeles Caso en este relato estremecedor sitúan al lector ante el sentimiento y las experiencias que viven en el Este de Europa los actuales ciudadanos europeos que padecen el zarpazo de la guerra.

Las pérdidas no fueron solo de vidas humanas, a ellas se sumaron, los bienes perdidos, la casa destruida o incautada, la ruina de recursos, la pobreza que espera. A ello se superpone en el caso de los españoles la penitencia para los supervivientes de ser siempre espiados, seguidos, perseguidos e insultados.

Son las huellas del cataclismo que se ha abierto a sus pies. La desdicha mezclada con la nostalgia, el horror de lo vivido, con la incertidumbre de un horizonte sumido en negros nubarrones. Es la crónica de en un futuro incierto.

Ángeles Caso es una periodista, dedicada a otras actividades no menos interesantes; ha sido escritora, traductora, editora y política asturiana interesada siempre en el papel de la mujer en la historia, y en el estudio del lado femenino de los acontecimientos históricos. Pueden seguirse algunas de esas aproximaciones en libros como “Las olvidadas”, o su interés por recuperar a escritoras asturianas del olvido como Dolores Medio, autora casi sepultada en la oscura noche de piedra.

En este breve relato que motiva esta crónica, los ojos de la autora se detienen en las experiencias sucedidas en un espacio físico que coincide con Asturias en el momento de la guerra civil española, en una ciudad que, aunque con seudónimo no puede ser otra que Gijón. Es la ciudad que vio nacer a la autora.

Las mujeres de la familia Vega protagonizan el relato. Han de reconstruir sus vidas en medio de los despojos de una sociedad hostil y con la amargura interior de no contar con apoyos por mucho tiempo. Han vuelto a su casa, donde vivían de alquiler, pero la dueña las conmina a abandonar lo que hasta entonces era su hogar. Tan solo unas cartas de amor recibidas por la generosidad de una vecina le inoculan el impuso de seguir viviendo en medio del amargo desenlace. Es un gesto de ternura en medio de la nada. La retrospectiva generada por dichas cartas, evocan en María Luisa, una de las Vega, el recuerdo de Fernando su marido.

La descripción de los percances en el entorno de las mujeres de la familia Vega es un retablo de incidencias, un cúmulo de desgracias como el sufrido por muchas otras mujeres desde los años de la República Española hasta la actualidad.

Sobre todas ellas se proyecta el compromiso de la autora y su vinculación con el papel social de la mujer y sus reivindicaciones históricas.

En su relato hay un aroma a la obra Nosotros los Rivero de Dolores Medio, autora que Ángeles Caso ayudo a redescubrir. Aunque el escenario de este relato es en Gijón, y la de la autora del Diario de una maestra se desarrolla en Oviedo, en Piloña, o en cualquier otro pueblo asturiano, existen concomitancias en las vicisitudes descritas, quizá sea la misma mirada de mujer sobre los acontecimientos vividos.

El abandono de esas mujeres fruto de una cruel guerra civil y su acogida por una valiente amiga que les da cobijo, permite adentrarse en los negros años de angustia donde las venganzas y las vesanias están a la orden del día. La autora recoge en esta crónica las dificultades y vicisitudes para salir delante de tres mujeres solas en una casa compartida con su dueña. Esta persona ha decidido hacer por salvar esas vidas no sin riesgo por su parte. La autora señala así el estado de ánimo de sus protagonistas en medio de ese temporal:

Pero cada una de ellas llegará y se irá siempre con el dolor, que va dejando a su paso una estela negra y disonante, perfectamente identificable alrededor de los cuerpos que en aquel tiempo caminan por la ciudad, cuerpos baldados del trabajo, cuerpos mustios de desamor, cuerpos exhaustos del hambre, cuerpos mutilados por las armas, cuerpos ateridos del frío, cuerpos mancillados en la prostitución, pobres, tristes cuerpos de los tristes y pobres seres derrotados que, a pesar de todo, anhelan vivir.

Este párrafo sintetiza lo que estas personas han tenido que sostener en esos tiempos, doblemente derrotadas, por ser mujeres y por haber sido vencidas por las armas. Doblemente perdedoras en un destino por el que deambulado sin apoyo personal y social alguno, cuando no teniendo que tragar el amargo sabor de una hostilidad permanente.

Ángeles nos sitúa en una historia despiadada, pero real, de consecuencias insospechadas que nos ha marcado a varias generaciones. Sobre el transcurso de la narración quedan a modo de lienzo de fondo los acontecimientos históricos que dieron al traste con el futuro de los restos republicanos, de sus varones y de sus mujeres, la separación. o muerte de sus respectivas parejas, la diáspora y el final de muchos amigos. Quedan sobre el terreno, tendidos como sombras, los escenarios de la revolución de Asturias del 34, la toma de Gijón y el final de la guerra en Asturias en el 37, y, por tanto, el final de la guerra civil, avisando lo que vendría después. Margarita, una de ellas, en esas circunstancias de alto riesgo, llega a abandonar a sus hijos, y marcha a Madrid con una pareja con la que forma otra familia. Es desgarrador el reencuentro cuando decide reencontrarse con los hijos habidos de un matrimonio anterior a los que había abandonado.

Se describen en el relato no solo sus vivencias, sino sus sueños, sus recuerdos, los anhelos, sus fantasías y sus amores. Desde sus ojos, desde cada una de ellas, todas de edades diferentes, se proyecta la mirada hacia su entorno y de este sobre sus vidas. Mucho tiempo ha de pasar para que esto quede en un segundo plano y el recuerdo quede envuelto en la niebla del pasado. Eran los momentos en que sin un certificado de adhesión al Movimiento Nacional no se encontraba trabajo, y cuando toda la vida quedó formateada bajo los principios de los vencedores. Son momentos de intolerancia y silencio.

La autora usa en su narración una prosa escueta y concisa, limpia como el agua cristalina de los ríos de su tierra plagada de sentimientos y compromisos.

Es tremendo que unas detrás de otras, se repitan las mismas situaciones de postguerra. Es triste ver que no aprendamos a convivir en medio de las diferencias, sabiendo todas estas consecuencias, todos estos momentos desgarradores que anidan en los jirones de la guerra, mientras sigue su curso la vida. ¿Aprenderemos alguna vez a hacerlo?

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