Maradona está al borde del poema, al borde del descenso, al borde del definitivo declive, es como un barco que en una deriva larguísima encuentra puertos y puertos imposibles, Maradona es una víspera, la gran víspera de no tener sitio, de pararse en el centro de la plaza de uno mismo y querer acabar el cuento matando a la princesa. ¿Cómo le explicas a tu hijo que esa especie de viejo muchacho de mal humor y gesto encarado fue un futbolista de ensueño? ¿Que marcó el gol más hermoso, brillante y definitivo de los mundiales hasta la fecha? Pues es difícil la verdad, tienes que tener mucha convicción o ponerle youtube y que él piense lo que quiera. Visto con ironía, Maradona es un poema de Elgarresta.
Maradona estuvo en Madrid dos días y tuvo tiempo de todo, se encaró con un periodista desplegando su enorme agresividad y chabacanería, bebió de más en una comida, pegó a su pareja en el hotel y fue denunciado, se reconcilió con su chica, declaró ante el juez y se fue por el aeropuerto Adolfo Suárez dejando un aire muy denso de que lo quiera su madre…
Yo creo que su imagen debe servirle a muchos de los grandes futbolistas de ahora, saber que la vida después del fútbol es igual de complicada que en el terreno de juego y hay que medir, trabajar, pensar y no embarcarse en vicios y andanzas de las de pagar más tarde… algo me dice que los deportistas de ahora tienen las ideas más claras o saben escuchar mejor a quienes les hablan y cuidan… también tienen más preparación y este mundo de la tecnología que puede ayudar si sabes utilizarlo.
A Maradona le gustaría no ser Maradona, pero vive de eso, es como quien vende su alma al diablo, o mejor dicho, se va con él de parra demasiadas veces.
(Invierno, 2017)