noviembre de 2024 - VIII Año

Estratagemas, contraestratagemas y miserias

CRÓNICAS TRANSANDINAS

Releo a Jared Diamond para tratar de sacar de su breve historia de la humanidad en los últimos trece mil años ideas que me ayuden a entender un presente en el que los gérmenes se han elevado como protagonistas.

“De ahí que muchos gérmenes hayan tenido que desarrollar estratagemas que les permitieran desarrollarse entre posibles víctimas, y muchas de esas estratagemas son lo que experimentamos como “síntomas de enfermedad”. Hemos desarrollado contraestratagemas propias, a las cuales los gérmenes han reaccionado desarrollando contra-contraestratagemas. Nosotros y nuestros gérmenes estamos ahora encerrados en una competición evolutiva, con la muerte de un contendiente como precio de la derrota, y con la selección natural desempeñando el papel de árbitro.”

La competición de la que nos habla el autor de Armas, gérmenes y acero es dentro de cada organismo, pero, en paralelo, las sociedades organizadas tratan de alcanzar una victoria sobre los microorganismos cuya principal ventaja en la batalla es la ausencia de líderes, discursos y banderas. Su única estrategia es alcanzar un punto adecuado desde donde reproducirse y expandirse. Cuentan para ello con un aliado imprescindible, su propio huésped. Huéspedes hay muchos y de diferentes especies y clases. Siguiendo la lógica evolutiva de Diamond el humano aparece como el más elevado, y podría serlo, no deja de ser responsable directo de la llegada de muchos gérmenes a su propio organismo tras la desaparición de muchas especies intermedias de la que es inmediatamente responsable.

Los humanos han evolucionado en sí mismos como especie y como individuo. Como individuo los que encuentran en el espejo un ejemplo de la más elevada cumbre de la escalada evolutiva lo han hecho por dos mecanismos básicos, la codicia y el miedo, y con ellos han construido su propio mundo, uno de poder y riqueza que solo ellos puedan disfrutar, míseros.  La base es sencilla, el desarrollo da para escribir enciclopedias o guiones de culebrones. Perú vuelve a ser probeta a la que mirar con atención en el laboratorio del mundo que puede albergar los ejemplos de corrupción de las sociedades consideradas democráticas más groseros. A lo largo de la última semana los sucesos han vuelto a poner al país andino bajo el microscopio mundial, unos sucesos que se remontan al mes de septiembre y que tienen a la vacuna contra el covid como protagonista.

A corto plazo los tubos de ensayo peruanos comenzaron a presentar sus primeras anomalías el 10 de febrero, cuando un programa de televisión informó que el ex Presidente de la República, hoy candidato al Congreso, Martín Vizcarra había sido vacunado el 2 de octubre, cuando aún ejercía el cargo. Entre el miércoles y el domingo las declaraciones del expresidente fueron borboteando en el matraz de la prensa nacional. Que si aquí tengo una prueba de que doy no reactivo a IgM y a IgV que  prueba que no me puse la vacuna, que si tome la valiente decisión (no se rían, así dijo) de participar en el ensayo clínico de las vacunas y aquí les muestro la cartilla de vacunación. No faltó el clásico y universal “me entere por la prensa” que declaró el día de los enamorados y por supuesto la declaración de sacrificio por la nación al decir que se vacunó con el objetivo “de garantizar que nuestro país sea uno de los primeros en obtener la vacuna para beneficiar a la población”.

El domingo 14 mientras Vizcarra ponía su cara de sorpresa cubetas, probetas y matraces saltaron por los aires cuando se supo que fueron más de cuatrocientos los vacunados de manera secreta entre septiembre y enero, incluidos en esta lista el propio ex presidente de la República, su esposa, su hermano, las ministras de sanidad y exteriores y una larga lista de funcionarios de alto nivel, así como otras personas vinculadas al proceso de selección de compra de la vacuna para el país y otros que pasaban por ahí. Desde entonces cada día es un nuevo dato, un nuevo nombre, una nueva aclaración que va completando el puzle de la infamia. Cualquier lector con interés en los detalles tiene a su disposición los buscadores de internet que le devolverán miles de páginas de información tras teclear “vacunagate”, yo dejo a los magníficos profesionales de la prensa peruana y corresponsales extranjeros seguir iluminando el caso y me quedo en los márgenes de la noticia.

Primero en el chisme, ya está anunciándose la preventa del libro del periodista de investigación Carlos Paredes El perfil del lagarto y ya se presenta como “el libro que destapó el vacunagate, uno de los casos de corrupción más flagrantes de la historia del Perú”. En realidad no es chisme, es publicidad de la editorial. Sobre Vizcarra hay otros dos libros escritos antes de la pandemia. El de Martín Rielp, Vizcarra. Una historia de traición y lealtad y el de Rafaella León Vizcarra. Retrato de un poder en construcción. Rielp es mucho más duro en sus apreciaciones, el expresidente no quiso recibirle, exigían desde su despacho revisar el original antes de su publicación. A León no sólo la recibió sino que se la llevo de fin de semana a Moquegua para mostrarle su otra cara, sencilla, amigo de sus amigos, esas cosas que gusta a los poderosos que se diga de ellos. Ambos libros profundizan en la carrera política y el carácter de Vizcarra para responder a la pregunta de si su llegada a la presidencia fue un acto de traición o de sacrificio por la nación.

No creo que ahora sea difícil responder, pero no sobran algunos datos actualizados como candidato al Congreso, su gran enemigo. Vizcarra fue expulsado de su cargo como Presidente de la Republica al ser aprobada su vacancia en el Congreso con acusaciones de corrupción. No dejó de sorprenderme su tranquilidad y hasta sonrisa al aceptar la vacancia que contrastaba con las declaraciones de su premier en otro intento de vacancia anterior con una dura escenografía que incluía a generales en traje de campaña y ministras de justicia y defensa, (o algo así, escribo de memoria). Cuando anunció su candidatura al Congreso la pregunta era por qué partido lo haría y las primeras respuestas descartaban a aquellos que habían votado a favor de su vacancia, sin embargo, la respuesta llegó cargada de sorpresa y lógica. Martín Vizcarra iría acompañando a Daniel Salaverry, líder de Somos Perú (partido cuyos miembros que sí votatron a favor de la expulsión) tras haber presidido el Congreso de la República desde las filas de Fuerza Popular, el partido de Keiko Fujimori. La relación entre Salaverry y Vizcarra está documentada en los dos libros mencionados de Martín Rielp y Rafaella León pero ya comenté que prefiero mantenerme en los márgenes y prestar atención a algo que suele pasar desapercibido a pesar de ser clave en el drama peruano del covid: la obesidad.

Habrá quien me acuse de saltimbanqui con teclado, pero antes de hacerlo lean el siguiente párrafo del libro de Rafaella León:

“El fujimorismo había defendido con uñas y dientes el etiquetado de advertencia- en productos procesados- con forma de semáforo. Pero el 16 de junio, días antes de la reunión entre Vizcarra y Keiko Fujimori, se publicó en el diario El Peruano  el manual que la industria tendría que adaptarse al etiquetado con forma de octógonos de color negro.”

Salud con Lupa dedicó un especial a la obesidad en América Latina, y en el informe dedicado a Perú escrito por Fabiola Torres y Mayté Ciriaco con la colaboración de Rocío Romero “El boom de la obesidad infantil en Perú” se explica la posición fujimorista.

“El parlamentario Daniel Salaverry, entonces fujimorista y actual presidente del Congreso, sugirió modificar la ley para aplicar un etiquetado semáforo en los empaques, cuando ya se había decidido por uno octogonal. […] Lo que no decían era que la propuesta, de haber sido aprobada, exigiría modificar el proyecto de manual de advertencias publicitarias del Ministerio de salud y se aplazaría aún más la publicación del reglamento para beneficio de la industria “hacer ese cambio invalidaba todo y se tenía que volver a foja cero. No se hubiera hecho nada hasta 2021. Mira que juego tan interesante”, explico el doctor Huerta en una llamada telefónica desde Washington, Estados Unidos”.

El 85,5% de fallecidos por covid en Perú eran obesos según información de Sistema Informático Nacional de Defunciones (SINADEF), órgano del Ministerio de Salud (MINSA). Vizcarra, Salaberry, industria, octógonos, covid, todo aparece muy relacionado cuando se sale del frenesí informativo de la actualidad.

Ahora la actualidad pasa por listas de vacunados, nuevas revelaciones, declaraciones de disculpa vergonzosas, dimisiones y el repertorio tradicional de cualquier escándalo político, y éste lo es y mucho. Pero otro proceso también relacionado con las vacunas marcha a paso firme sin llamar la atención bajo el paraguas del vacunagate: la privatización de la importación, venta y  administración de la vacuna. La Ley Nº 31091 que garantiza el acceso al tratamiento preventivo y curativo de la enfermedad por coronavirus SARS-COV-2 y otras dice en su artículo 4:

“La adquisición, distribución y disponibilidad de medicamentos y vacunas del coronavirus SARS-COV-2 en el ámbito privado no podrá contravenir el artículo 234 del Código Penal.”

El artículo 234 del código penal  establece que “El que, injustificadamente vende bienes, o presta servicios a precio superior al que consta en las etiquetas, rótulos, letreros o listas elaboradas por el propio vendedor o prestador de servicios, será reprimido con pena privativa de libertad no menor de dos ni mayor de cinco años y con noventa a ciento ochenta días-multa.” Una redacción ya generosa que, quizás por ello, no impidió que el oxígeno medicinal multiplicara su precio hasta por diez o más. El oxígeno merece un artículo dedicado, vendrá, quizás acompañado por la subida del precio de los medicamentos recomendados para el tratamiento de la covid o la fabricación y venta de paracetamol con harina y azúcar.

Sin salir del leguaje jurídico reproduzco las justificaciones que la congresista peruana Monica Elizabeth Saavedra Ocharán esgrime para justificar que se modificara el mencionado artículo 4 de la Ley Nº31091:

“En este contexto poco claro, se hace imprescindible que nuestro gobierno autorice también a las empresas privadas para que realicen todos los esfuerzos necesarios con miras a obtener vacunas para ser comercializadas en nuestro país. […] Resulta  entonces importante, permitir que las empresas privadas, puedan tener la posibilidad de gestionar la importación y venta de vacunas, para quien no formando parte de la primera línea de lucha contra la pandemia, tenga la posibilidad de autofinanciar la inmunización, aliviando con ello la obligación del Estado, que se ha visto ampliamente sobrepasado durante toda la gestión de la pandemia.”

Una vez conseguido que la vacuna pueda adquirirse y distribuirse en el ámbito privado el siguiente paso es no gastar mucho ya que no queda nada claro el precio de las vacunas. Ya hemos visto que los responsables de seleccionar proveedores por parte del Estado recibieron una muestra de Sinopharm, el laboratorio chino finalmente elegido para la adquisición de 32 millones de dosis, una práctica habitual en la industria farmacéutica, todos hemos coincidido con visitadores médicos mientas esperábamos una consulta, esto no es distinto.

Dejo a la propia congresista Saavedra que eche las cuentas tras confesar que lo hace con datos tomados de la prensa, “debido a los acuerdos de confidencialidad que hemos suscrito como Estado con las empresas farmacéuticas, no sabemos a ciencia cierta el precio que estamos pagando por cada dosis de las vacunas”. La vacuna de Sinopharm (26 USD) es la más cara con respecto a la de Pfizer (19,50 USD) y AstraZeneca (4,5 USD), de forma que el estado habrá gastado 852 millones de dólares para vacunar a una población de 16 millones de peruanos. ¿Cómo apoyar a la empresa privada para que agilice la inversión y con ello la vacunación  de los que “tenga la posibilidad de autofinanciar la inmunización”? Muy fácil, vacunas por impuestos. La oficina de comunicaciones del Congreso informa de la puesta a debate en sesión virtual el miércoles 17 de febrero en la Comisión de Economía, Banca Finanzas e Inteligencia Financiera que preside el congresista Anthony Novoa de la iniciativa que tiene por objeto declarar de interés y necesidad publica el impulso de estas compras blablablaa través de la participación de comunidades científicas y laboratorios especializados públicos o privados, ubicados dentro o fuera del país mediante la subscripción de convenios a través del mecanismo de vacunas por impuestos. “Buena idea pero poco realizable” indicó el congresista José Nuñez. Discrepó el congresista Ricardo Burga, “El proyecto de ley es interesante pero primero deberíamos asegurarnos de que todos los privados puedan acceder a comparar las vacunas”, discrepó poco, la nota de prensa dice así, comparar, a mí me entra la duda de si quería decir comprar.

Así que mientras todos hablan del vacunagate otros ya han renovado las fichas del tablero y discretamente empiezan una nueva partida en la que no sabemos si el anterior presidente estará presente. Daniel Salaverry, su candidato a la presidencia no le ve problema. Martín Rielp en el prólogo de su libro afirma:

“A veces, repetimos que el carácter no se refleja por lo que decimos, sino por lo que hacemos, pero esta frase no es correcta. El carácter se define por lo que no podemos dejar de hacer.”

El martes 16 un titular del diario económico Gestión parece reafirmar a Rielp: “Martín Vizcarra aparece en la lista de bomberos para acceder a vacuna contra el covid 19”. El excomandante de Bomberos Voluntarios del Perú, Larry Lynch, confirmo que en septiembre pasado se inició un proceso de reinscripción de bomberos voluntarios, en ese momento Vizcarra se integró en la lista tras veinte años sin aparecer por el cuerpo.

Probablemente la mayor crisis en estos momentos sea la de autoridad de un gobierno provisional que ha de dirigir el país para evitar la sangría de muertes que el coronavirus está produciendo en una segunda ola que ya ha superado la primera que llegó a ocupar el primer puesto mundial en muertes por cien mil habitantes. Quizás esa previsión de dificultades para conseguir la obediencia de la población sea la que justifique la publicación del Ejercito de Perú en sus redes sociales informando de que “la Novena Brigada Blindada se encuentra capacitando a su personal sobre las reglas de empleo y uso de la fuerza para hacer frente a diversas contingencias que vive nuestro país,  en salvaguarda de la paz y el orden interno”.

Hablo de Perú, pero me temo que en esta contienda de estratagemas, contraestratagemas y contra-contraestratagemas los gérmenes nos llevan mucha ventaja, y lo único que tienen que hacer es sentarse a disfrutar del espectáculo que le damos la especie más evolucionada de la creación, hoy mismo, mientras escribo, recibo el mensaje de un amigo médico en Iquitos: “Falleció un paciente que no lograron ponerle la máscara Snorkell por no tener O² suficiente. Tal vez no lo hubiera salvado. Pero si darle tiempo para esperar cama UCI.”

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