noviembre de 2024 - VIII Año

‘Sentido y melancolía’ de Luciano Feria

Sentido y melancolía
Luciano Feria
RIL Editores, Colección AEREA / Selección personal
Barcelona – Santiago de Chile, 2020
268 páginas

Bajo el sello de RIL –en lo que representa un nuevo puente tendido entre Chile y España-, y con el título de Sentido y melancolía, el autor extremeño Luciano Feria (1957; pacense de nacimiento y zafrense de vida) ve reunidos ahora todos sus trabajos poéticos publicados hasta la fecha: El instante en la orilla (1989), Fábula del terco (1996, 2002; Premio “Vicente Gaos” de Valencia en 1995) y De la otra ribera (2004). Poner de relieve todo esto, de entrada y con la debida meticulosidad, resulta más que conveniente en el presente caso, pues no se trata ni de un exceso de celo informativo ni de una forma de ubicar el asunto sólo bajo el prisma de una atinada decisión editorial –la naturaleza totalizadora de Sentido y melancolía posibilita, felizmente, la recuperación de unos poemarios cuyas huellas eran ya difícilmente rastreables, en medio de un panorama de constante creación y publicación, difusiones demasiado difíciles y voraz desmemoria-. La meticulosidad de líneas arriba responde a otra mucho mayor de Luciano Feria: su proyecto literario se halla tan definido que El instante en la orilla, Fábula del terco y De la otra ribera conformarían la primera mitad culminada de una hexalogía sin fisuras; de un esfuerzo creativo en seis partes abierto igualmente a la narrativa, y del que el libro titulado El lugar de la cita (2019, también bajo el sello de RIL Editores) constituye su primer jalón novelístico. La reciente concesión al mencionado trabajo del importante Premio “Dulce Chacón” de Narrativa Española ha venido a ratificar el acierto de Feria en el desarrollo de su vasto y ambicioso proyecto.

Hexalogía sin fisuras, y, dentro de ella y al hilo de lo mismo, Sentido y melancolía da buena prueba de un fortísimo carácter unitario. Buenas pruebas, en plural. Por ejemplo, la alusión al propio sujeto lírico de Fábula del terco como “el poeta de El instante en la orilla”, “el amado de El instante en la orilla”, e incluso “aquella mujer hermosa de El instante en la orilla”; por ejemplo, las palabras que hallamos prácticamente al inicio de la última de las partes de la trilogía, De la otra ribera: “Al fin, tras cinco años de meditación desde que terminé Fábula del terco, vuelvo a sentir mi corazón como poblado de espacio”. Paralelamente, en una progresión tan incontenible como insoslayable, los versículos de Luciano Feria –porque el versículo aquí es la unidad expresiva fundamental- van tomando una mayor anchura, dotándose de una mayor capacidad de acogida no sólo temática sino también armónica: si las tonalidades líricas predominan en El instante en la orilla, vigorosos acordes narrativos –pero nunca prosaicos- van estructurando Fábula del terco, de modo que el libro final pueda virar hacia el atonalismo libre de la deconstrucción expositiva, e incluso a uno más férreo a través del explícito muestrario de influencias intelectuales o filosóficas, próximo casi a un estilo ensayístico cuya impronta, evidentemente, hace saltar por los aires cualquier limitación que pudiera imponer el registro del dietario íntimo y estético. De la otra ribera es, sin ningún género de duda, el poemario más experimental del autor, y la verdad es que semejante coronación de la trilogía, pese a toda la lógica de una evolución palmaria e irreprimible, no deja de comportar un admirable arrojo.

“A través del conocimiento que la poesía nos proporciona, he experimentado un proceso de transformación personal que, a modo de viaje iniciático, me ha ido acercando al sueño de la reconciliación con la ambivalencia constitutiva de la vida”. Palabras a las que cabe añadir estas otras que, a propósito del “Ars poética”, Luciano Feria igualmente escribe en el prólogo de Sentido y melancolía: “La probabilidad del espejismo, lo difícil de incorporar a la vida cotidiana la paz y la plenitud de la revelación estética, la apertura paciente y dolorosa a la inspiración”. De todo ello, de ese viaje iniciático hacia una revelación estética vivida en plenitud –por decirlo más brevemente-, este volumen de poesía reunida constituye un dechado cabal, a partir de una dinámica secreta, de tema y variaciones, sobre la idea de una celebración vital originaria asediada por lo efímero, y salvada, con hermosísimo esfuerzo, por la palabra poética –“A nuestro origen / será el poema quien nos regrese. / Pero ya sin nostalgia”-.

La influencia de Jorge Guillén –no en la forma, desde luego, pero sí en el fondo- se nos presenta nítida en el ferviente lirismo de El instante en la orilla, mientras que los intensos versículos de Fábula del terco, entre resonancias homéricas y virgilianas –“Poeta en Bríndisi”-, acentúan la recreación de un territorio mítico en “la época de las fundaciones”: “¡Las espadas, fulgentes!; ¡los cascos, apretados!; ¡los pabellones, vírgenes!”. Y si “toda escritura es la fábula absoluta de la terquedad”, si “la vida iba sembrando palabras definitivas como un poema”, y si, además, se cree en el poema “como un lugar de cita y hora festiva” –Eugenio Trías dixit- con lo sagrado, en De la otra ribera asistimos a la difícil reconstrucción de la siempre sagrada primera memoria –“…la paradoja de la resurrección: volver a ser el niño que se ha liberado de la infancia”-. A lo largo de un texto “laboratorio” (sic), con todas sus entrañas al aire, la palabra del autor acierta a encarnar “ciertamente su ofrecida verdad”: “Escribo como aventura (…), / soy sobre todo sorpresa: sorpresa / de estar diciendo esto, / de haber llegado a esto”. Ya plenamente en la órbita, pues, de la lúcida melancolía y el conquistado sentido anunciados desde el título mismo de este conjunto, Luciano Feria recorrerá “todos los callejones de la palabra esperanza, / mendigando entre escombros, / hundiéndose en su barro, / visitando / todas sus casas pobres”. Genuina desembocadura para una enjundiosa poesía reunida de altura singular y singulares acentos; para toda una poesía recobrada merced a esta espléndida edición.

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