Pisadas en la Luna
Francisco J. Castañón
Ediciones Vitruvio. Madrid, 2019
320 páginas
El ser humano se ha movido siempre por el anhelo de descubrir. Necesitamos explorar, tenemos tanta sed de saciar nuestra curiosidad innata que nos arriesgamos a ir más allá, a llegar cada vez un poco más lejos, aunque ello pueda suponer (como supone) un riesgo o un peligro desconocido.
Una vez la Tierra empezó a quedarse “pequeña” y viajamos por todo su globo, decidimos echar la vista hacia arriba. Y fue allí, en el espacio negro y en apariencia insondable, donde pusimos nuestro siguiente objetivo. La tarea era mayúscula, las dificultades enormes y, sin embargo, nos empeñamos en ello. Apenas hace ochenta años de las primeras tentativas, inocentes y torpes, que llevamos a cabo con cohetes rudimentarios, para tratar de alcanzar el espacio exterior; hoy estamos en condiciones, pese a que todavía quedan muchos problemas por solucionar, de establecer colonias en la Luna y enviar astronautas a Marte.
Francisco J. Castañón nos relata, en su obra “Pisadas en la Luna”, toda la historia de este largo camino de la especie humana por romper las barreras de sus propios límites exploradores. Partiendo de las disputas y confrontaciones entre las dos grandes potencias tras la Segunda Guerra Mundial, EE.UU. y Rusia, iremos descubriendo cómo se tejió la red de espionajes, tramas, competiciones y propaganda que un bando realizaba sobre el otro, con el objetivo de lograr la supremacía en la conquista del espacio exterior.
Desde la carrera por ser los primeros en todo, orquestada por dos cerebros de dimensiones colosales como fueron Werner von Braun y Sergei Koroliov, cada uno en su bando respectivo, conoceremos los entresijos de cómo fue posible la puesta en órbita del Sputnik, de los primeros animales que nos vimos obligados a lanzar al espacio (perros, macacos Rhesus, ratones, gatos y hasta un conejo…), el vuelo pionero de Yuri Gagarin a bordo de la Vostok 1, el primer hombre en el espacio, así como el igualmente precursor vuelo de la primera mujer, Valentina Tereshkova…
Narrado con una agilidad sorprendente teniendo en cuenta la cantidad de información aportada (datos, fechas, nombres, etc.) y con una notable comodidad de lectura, Francisco J. Castañón nos ilustrará acerca de detalles, curiosidades y hechos poco conocidos de la carrera espacial. Sorprenderá conocer, por ejemplo, la dieta de los astronautas, o el modo como llevaban a cabo sus tareas domésticas y de aseo… así como conocer que hasta hace bien poco, los sistemas informáticos que llevaron a hombres a la Luna, las sondas enviadas a otros mundos o el mismo programa de transbordadores espaciales emplearon una tecnología muy inferior a la de un actual smartphone.
Pero el grueso de la obra de Castañón, por sus implicaciones sociales, económicas, políticas y científicas, es el programa Apolo. Tras los primeros años de dominio ruso en casi todas las áreas de la investigación espacial y con logros enormes y pioneros, a partir de mediados de la década de los 60 del siglo pasado sería EE.UU. quien lograría el destacado primer lugar, sitio que ya no abandonaría desde entonces. El programa Apolo fue un punto y aparte en la política estadounidense, un golpe de autoridad y un ejemplo de empeño, talento y capacidad nacional como pocas veces se ha visto.
Respaldado y basado en los programas previos Mercury y Geminis, el Apolo logró el sueño americano, haciendo realidad la proclama del entonces presidente J. F. Kennedy de llevar un hombre a la Luna y traerlo sano y salvo a la Tierra antes de concluir esa década mágica (discurso cuyo extracto, por cierto, puede leerse al final del volumen que reseñamos). No sin incidencias, complicaciones y cierta dosis de fortuna, al final el mundo entero pudo contemplar en julio de 1969 la memorable llegada del ser humano pisando, por vez primera, otro mundo del Cosmos.
En “Pisadas en la Luna” se recogen multitud de conocimientos de este portentoso programa: las naves Apolo (módulos de mando y servicio, el módulo lunar, los cohetes empleados), los astronautas que participaron, con una extensa biografía de cada uno de ellos (tanto los doce que hollaron la superficie como los seis que tuvieron que conformarse con quedarse en el módulo de mando, pero sin cuya participación hubiera sido imposible los logros de sus compañeros); también dedica Castañón un capítulo, necesario y muy bien documentado, a debatir (y desmontar) las teorías “negacionistas” de quienes creen que no hemos llegado a la Luna. Solo basta con echar un vistazo a las fotos de alta resolución de la sonda Lunar Reconnaissance Orbiter, que entre 2009 y 2011 muestran el módulo lunar del Apolo 17, las marcas dejadas por los astronautas y el vehículo lunar que emplearon para moverse por la superficie. Pero para quien no está dispuesto a reconocer la verdad contraria a sus creencias, ninguna prueba es nunca lo suficientemente contundente…
Espacio especial merece en la obra de Francisco J. Castañón la presencia de mujeres en la carrera por la exploración del Universo, un papel muchas veces denostado, minusvalorado con injusticia y visto meramente como una curiosidad. Recordemos que la primera mujer estadounidense en ir al espacio, Sally Ried, lo consiguió en fecha tan tardía como 1983.
Por fortuna, la ocasional participación femenina en las primeras décadas ha ido dejando paso a una nutrida colaboración de mujeres, que en los últimos años está cerca de la paridad en algunos programas. Esperemos que no se tenga en cuenta el género para, en los años venideros, ir al espacio y poder compatibilizar los puntos fuertes de ambos sexos, en beneficio de toda la especie humana.
Tras un capítulo dedicado a los transbordadores espaciales, Castañón cierra su interesantísima obra con otro centrado en el futuro cercano, protagonizado por el proyecto Orión, que pretende ser el siguiente paso en la exploración tripulada del Sistema Solar por parte del ser humano. Según se prevé, esta nave servirá para volver a la Luna en un futuro próximo, así como quizá ir en busca de asteroides o alcanzar el sueño, siempre visto como la tierra prometida, de nuestro vecino Marte.
Marte es, en efecto, la fantasía hecha planeta. Llama desde la distancia y, tarde o temprano, iremos allí. Hasta entonces podemos disfrutar con la historia maravillosa de la técnica, el ingenio y la osadía de esos ingenieros, visionarios y astronautas que decidieron arriesgarse en una odisea que, cada día, es más ambiciosa y llevará a la especie humana cada vez más lejos en el espacio.
Una odisea que, contada en forma de crónica periodística y que viene a llenar un vacío editorial importante en lengua castellana respecto a esta temática, nos brinda la posibilidad de recordar las hazañas de quienes nos han precedido en la terea de la exploración espacial. Exploración que Francisco J. Castañón ha narrado para nosotros de un modo extraordinariamente ameno, ágil y documentado.
Las sorpresas y las maravillas de la carrera espacial, por tanto, están a nuestra disposición en las brillantes páginas de “Pisadas en la Luna”.
Solo tenemos que seguir sus huellas.