Berta Isla
Javier Marías
Ediciones Alfaguara, 2017
Por Pilar Guerrero y Antonio Chazarra
Berta Isla es el último libro de Javier Marías de cuya lectura sosegada he disfrutado. Una crítica literaria debe ser como una especie de aperitivo. Ha de despertar en el lector curiosidad por adentrarse en ese universo y hay que dar pistas, pero nunca demasiadas, para no entorpecer los descubrimientos.
Javier Marías es uno de los mejores novelistas, si no el mejor, con que contamos… pero ahí surge el primer interrogante ¿es Javier Marías un novelista? Es eso y, al mismo tiempo, mucho más. Posee un estilo propio y una concepción narrativa extremadamente original y, por eso, sus novelas son concéntricas y contienen, también, elementos procedentes del ensayo y hasta reflexiones metafísicas nada despreciables. Es un novelista, profesor en Oxford, Académico de la Lengua, además de un ensayista y un hábil y sagaz articulista. El lector encontrará en las páginas de Berta Isla hallazgos con los que bien pudo tropezarse, por ejemplo, en Negra Historia del tiempo o Mañana en la batalla piensa en mí.
Aparentemente, porque con Javier Marías nunca se sabe y, las cosas no son lo que parecen, Berta Isla, es una novela de espías y, por tanto, de intriga. Su eje vertebrador no es el espionaje sino el peso muerto de la rutina, el transcurrir del tiempo e incluso, la identidad: ¿quiénes somos?, ¿cómo nos vemos?, ¿cómo nos ven los demás?, ¿qué efecto tiene en nuestra vida el transcurrir de los meses y de los años?…
En cierto modo es una novela donde el lector comprueba como el paso del tiempo y la desconfianza pueden matar sentimientos, que subjetivamente, se creían imperecederos. Porque a lo largo de sus, casi 450 páginas, la soledad y la angustia vital de la protagonista va ganando enteros y expandiéndose hasta resultar asfixiante.
Es también, la novela de una generación, de unos hechos que nos marcaron y de una época. En sus páginas está presente la Transición, ese periodo ilusorio, en el que nos creímos ricos, privilegiados y confundimos la realidad con un espejismo… y lo que queda de todo eso, muchos años después, al volver la vista atrás.
¿Se puede vivir de la doblez?, ¿y en la doblez?, ¿durante cuánto tiempo? Los oscuros manejos invisibles que pertenecen al reino de las sombras y del que no tenemos más que sospechas, están presentes con una fuerza y una intensidad desacostumbradas.
Centrémonos en Berta Isla y en su lento proceso de descomposición… que comienza el relato siendo una estudiante que acude a manifestaciones en la Transición y que lo finaliza, prematuramente avejentada y sintiendo en lo más profundo de su conciencia que no la han dejado vivir, que las decisiones más importantes las han tomado otros por ella y sin permitirle acercarse, ni si quiera al círculo secreto de donde emanan. Berta Isla es una mujer que se encuentra en medio de situaciones que la desbordan y que son imposibles de descifrar. También es interesante, aunque apenas este dibujado, Tomás Nevinson, condenado a vivir muchas vidas, pero a no poder nunca ser él mismo o el inquietante y cínico Tupra, turbio personaje que se mueve en la neblina impenetrable de los servicios secretos.
La metaliteratura y la crítica literaria también, hacen acto de presencia… Dickens, Elliot. Alguna de sus ideas, versos o pensamientos se insertan con un fuerte dinamismo en el relato, hasta el punto de que llegan a ser un personaje más. Así ‘la historia es el tejido de momento sin tiempo’ o ‘el polvo suspendido en el aíre señala el lugar en el que se ha suspendido una historia’. Igualmente, me parece un logro la conversación en torno a Enrique V de Shakespeare, donde el rey se disfraza con una capa, tiene una conversación con unos soldados en víspera de la batalla y cuando se deshace el equívoco aparecen el fingimiento, la doblez, el poder, la manipulación…
A lo largo de las páginas de la novela se recrean momentos como la guerra de Las Malvinas, o la crueldad despiadada que rige las actuaciones de los servicios secretos y de las ficciones que son capaces de urdir.
¿Puede alguien regresar al mundo de los vivos tras años de desaparición?, ¿qué alteraciones produce? El tiempo también engaña, deforma incluso los recuerdos y va vaciando, por dentro, las ganas de vivir… hasta lograr que las ilusiones se conviertan en un monótono conformismo porque los espejismos, las ilusiones de antaño pueden quedar reducidas a cenizas, ser trituradas hasta que sustituyan vivir por sobrevivir mecánicamente.
Berta Isla contiene sorpresas, inquietantes recovecos que alteran la linealidad, que vuelven unas veces al principio y otras son capaces de disponer las piezas en el tablero de tal forma que las posibilidades de interpretación sean múltiples. ¿Qué hubiera podido ocurrir si uno de los personajes no se hubiera dejado engañar o no hubiera aceptado una ‘invitación malévola’ que lo ata indefinidamente a la rueda de la autodestrucción?
Por último, en Javier Marías siempre llama la atención el metalenguaje como cuando deja caer que venimos a ser parte integrante de una novela negra… o algo así.
Berta Isla es una excelente novela para leer con sosiego, para meditar, para relacionarla con una o varias visiones de la existencia… para reflexionar sobre la vida y sobre la muerte y sobre todo para interiorizar el gran vacío, el inmenso vacío que vamos dejando atrás o que los demás provocan en nosotros.